Con 'Susi' se va un caballero de la política

Siguen aumentando las víctimas del desastre electoral sufrido por el PSOE el pasado 22 de mayo. Ahora le toca el turno a un alcalde al que sí le cabe ese calificativo de 'emblemático' tan gastado por un uso excesivo e inadecuado. Jesús Esteban, el alcalde socialista de Bembibre, 'Susi', sí forma parte de ese puñado de nombres ligados estrechamente desde hace muchos años a la política municipal del Bierzo y en particular de Bembibre, un feudo socialista que ha dejado de serlo.

Los resultados, contundentes, (10 concejales para el PP y 7 para el PSOE; 1.999 votos para los socialistas y 3.124 para la lista encabezada por José Manuel Otero), llenaron de perplejidad a Esteban que ha tardado algunos días en recuperarse de un golpe tan duro como inesperado.

Finalmente Jesús Esteban ha interpretado el mensaje de las urnas como la expresión de una desconfianza -para él inexplicable- y una invitación a abandonar sus responsabilidades. Y así lo ha hecho mediante una carta pública en la que expresa su decepción y anuncia el abandono de la política institucional. Nada hay de reprochable en esta decisión que deja a su partido sin un líder hasta ahora incuestionable en esta comarca berciana Al contrario, asumir con gallardía esta derrota es una muestra más de la honestidad de un político que ha dejado una profunda huella en el Bierzo y en su pueblo, Bembibre, en el que se volcó durante el largo periodo de su gestión municipal. Esteban fue el regidor de Bembibre durante la legislatura de 1995 a 1999 y desde el 2003 hasta estas elecciones.

Político de raza, ya durante su época de estudiante de Derecho dio muestras de su compromiso social y democrático que desembocaría años después en la actividad política más cercana: la municipal. Se va, a sus 65 años, y cuando todavía tenía tirón para rato en la política, un socialista convencido y de una talla intelectual indiscutible cuya actividad marcará toda una época en B embibre. Su sucesor, el popular José Manuel Otero, tiene un doble reto: ser fiel al programa de su partido y no perder el capital atesorado por el ahora derrotado; todo un caballero de la política.