León moderno

Coordinada por mi amigo y socio en algún tejemaneje Alfredo Puente, un perejil de todas las salsas en lo que se refiere a temas culturales, acaba de llegar a mis manos la «Guía Arquitectónica Contemporánea de León», publicación que trata de poner en valor el panorama de esta ciudad que, en un momento determinado, decidió que había llegado el momento de actualizarse, arreglarse y prepararse para el futuro. Nadie discute que la impronta leonesa por excelencia viene dictada por los monumentos y edificios que alberga el casco antiguo. Ese León castizo y lleno de solera que nos narra, a través de sus calles y plazas, toda una historia de pertenencia e identidad definitoria del acreditado gusto local por las cosas bien hechas. Patrocinada por Decolesa y prologada, entre otros profesionales, por Dominique Perrault, la guía reúne un abanico de postales obra de Amando Casado que constituye el mejor recorrido por los hitos arquitectónicos del nuevo León.

El rostro más actual de una capital que está diseñada para vivir y pasear se hace patente en iconos con vida propia como el Musac, una obra que dispara la imaginación del espectador, el edificio que cobija a modo de avanzadilla del futuro el Ente Regional de la Energía (Eren) o el Centro Cívico León-Oeste, propuesta valiente y muy personal nacida con aspiraciones de vanguardia. La vitalidad joven de otros muchos proyectos ha dado forma a un cosmopolita edificio de ideas que marca tendencia en esta ciudad que presume de ser tan serena como reluciente. Valiosas piezas de la arquitectura más creativa que configuran, a su modo y manera, un modelo de urbanismo exquisito que ha dejado huella indeleble en la topografía ciudadana. Es el caso del tanatorio municipal, el Instituto de Eras de Renueva, el Centro de Empresas Tecnológicas o el edificio Darwin de la Facultad de Biología. Un muestrario, en definitiva, del León que fue, del que es y del que será.