Diario de León
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felipe ramos
León

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La última semana en León ha sido de lo más variopinta, gracias en parte a los grandes alcaldes que tiene esta provincia. Ya quedó claro que cada uno tiene lo que se merece o, más bien, lo que es capaz de tolerar. Hay alcaldes que lloran porque se ven impotentes para sacar adelante el Ayuntamiento que dirigen y los hay que, para desviar la atención, se reúnen con sus predecesores para que le aconsejen en la gestión municipal. Esta última iniciativa del regidor de la capital es cuando menos curiosa. Emilio Gutiérrez ha creado un Consejo de Alcaldes, cómo me recuerda esto al Banco de Pensadores que se inventó el consejero portavoz en la Legislatura pasada, para que le aporten ideas sobre la gestión municipal. Ahí acudieron Juan Morano, José Luis Díaz Villarig y Mario Amilivia. Francisco Fernández le dio plantón, qué esperaba Gutiérrez, y Luis Diego Polo se excusó por motivos de enfermedad. Llegaron al edificio de Ordoño, se sentaron en los sillones del despacho del alcalde en la planta séptima, hablaron —al menos en la foto gesticulan como tal— y salieron. ¿Y después? Como decía un dominico que, además de capones, daba clase: Tabula rasa. Vamos, nada de nada.

León, su Ayuntamiento, tiene muchos problemas, al menos eso se desprende de las palabras del alcalde, que cifra en 20 los años que necesita el consistorio para salir de la quiebra, como para perder el tiempo en iniciativas que no sirven para nada. Salvo, eso sí, que Gutiérrez haya aprovechado para preguntarle a los tres ex regidores cuál es la deuda real del Ayuntamiento, porque su gestión y la de los que no estuvieron es la que ha llevado al consistorio al borde de la quiebra. O eso o aprovechó para que Morano le contara cómo hacer jardines, Amilivia cómo peatonalizar rápido y sin control y Villarig cómo llegar a ser alcalde a cualquier precio. Aunque de lo que sí saben es de gastar y gastar y no pagar. En eso son licenciados cum laudem.

Pero que no se preocupe, que la solución la tiene en la mano. Que no hay dinero, se llama a la Caja y que pague, como en Cacabelos, donde la que más manda ha dicho que mediará con Evaristo del Canto, le recomiendo que lo haga con Médel que ahora es el dueño, para resolver el descontrol, el despilfarro y la pésima gestión de años y años. Y mientras, el crédito a las empresas sigue cerrado. Perdón, eso es demagogia.

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