El despropósito del INSS

Nunca tanta falta de previsión. El INSS dejará por tiempo indefinido un solar vacío en pleno centro de la ciudad. Un edificio derribado sin ningún motivo urgente —estaba mal distribuido— y un gasto que se antoja innecesario en la actual recesión económica.

El Ministerio de Trabajo ha dedicado tres millones de euros a tirar la sede del Instituto Nacional de la Seguridad Social para construir otra en el mismo terreno. El elevado coste de la operación se debe a que el edificio tenía aluminosis y hubo que desmontarlo a mano para evitar contaminación con amianto. Los 250 trabajadores han sido realojados en otro edificio por el que se paga de alquiler 557.659 euros al año. Inicialmente deberían pasar tres años hasta que pudieran regresar a la avenida de la Facultad número 3, a un edificio diseñado con criterios de «máxima funcionalidad», con espacios amplios y abiertos, tal como reza en el proyecto técnico. Ese tiempo se ha ampliado ahora a indefinido.

Cinco meses después del derribo no se ha iniciado la obra nueva. Tendrá que ser el Gobierno que salga de las urnas el 20-N el que decida si consigna una partida para su construcción o, en plena crisis, se ve obligado a relegarlo en beneficio de otra más urgente. Un desatino.