editorial
El aeropuerto exhibe sus ‘vergüenzas’
El viejo sueño del aeropuerto de León agoniza. Atrás quedan muchas historias con nombres concretos y con políticos que se han sacado fotos en las instalaciones de La Virgen del Camino, especialmente en campañas electorales, cargados de promesas. Atrás quedan los años de vacas gordas en las administraciones españolas y un gasto total que nadie se ha parado a sumar desde que hace más de 15 años se inauguró el llamado «lado aire» cuando por vez primera se asfaltó la pista con cargo a la Diputación.
El plan de ajuste de Air Nostrum devuelve el aeropuerto leonés a la situación inicial que vivió en junio de 1999, cuando empezó a operar como instalación civil con un único vuelo diario a Barcelona. Desde aquel momento han sido muchas las aventuras iniciadas y mucho dinero público el que se ha ido en inversiones y subvenciones que ahora se aventuran estériles. Las últimas obras para la ampliación de la pista y para la construcción de la nueva terminal acumularon en pocos años un gasto total de 82 millones de euros. Unas inversiones prometedoras que finalmente dorminarán el sueño de los justos malviviendo siempre con el temor a que llegue el cierre definitivo del aeropuerto civil, algo que podría llegar a producirse sin un cambio de ciclo económico que empiece a dinamizar las cosas.
La guerra interna de aeropuertos en Castilla y León se reaviva con fuerza porque los cuatro —Valladolid, Burgos, Salamanca y León— sufren los recortes de Air Nostrum aunque unos salen mejor parados que otros al disponer de más de una compañía operando —Ryanair y Orbest-Iberwold en Villanubla—.
Al aeropuerto leonés se le han visto sus vergüenzas —como a otros tantos por todo el territorio nacional— y ahora todo queda en manos de los responsables de las diferentes administraciones para conseguir minimizar el recorte anunciado.