Diario de León
León

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La Constitución prohíbe el llamado «mandato imperativo», aquello de que el diputado debe obedecer las órdenes del cacique de turno o seguir pautas provincialistas, por lo que su voto en el parlamento es totalmente personal. En la dictadura de la partitocracia que vivimos en España es difícilmente encajable este principio y también la defensa territorial aunque a los diputados leoneses de vez en cuanto les da por echar una canita al aire y acordarse de quienes les votaron. Y algo de todo esto le ocurrió a la diputada socialista leonesa Helena Castellano cuando presentó su iniciativa sobre los fondos del Plan del Carbón.

Apenas habían transcurrido 15 días desde la toma de posesión del nuevo Gobierno y a Castellano le pareció una buena ocasión para lucirse en el Parlamento y presentó una proposición no de ley para exigir que se invirtiese el dinero adeudado a las comarcas mineras desde el 2006, la vertiginosa cifra de 234 millones de euros, que se entiende mejor si se pasa a las antiguas pesetas porque la cantidad se eleva a más de 39.000 millones. El oportunismo político es un mal muy extendido y hay momentos en los que produce sonrojo. Atacar a los nuevos por lo que dejaron sin hacer los propios es una estafa política como también lo suponen esos millones también estafados a las cuencas mineras.

Siempre me llamó la atención la prisa que se dan los partidos leoneses en presentar sus enmiendas a los presupuestos de una institución cuando gobierna el rival. El PP leonés las presentaba contra el Gobierno de Zapatero y el PSOE contra la Junta. Pero nadie osaba enmendar la plana a los propios. Por eso generan envidia los versos sueltos que no dudan en ser reivindicativos con los propios como le ocurre al siempre polémico León de la Riva, al que últimamente le llueven las alabanzas en León por su defensa de Valladolid frente a todo y frente a todos.

El mapa político español se ha teñido de un intenso color azul. Personalmente creo que no es bueno para la democracia española aunque lo haya logrado por imcomparecencia del rival en los últimos comicios. Pero el mapa es el que es y ahora le toca al PP leonés demostrar que sabe maniobrar y moverse ante las instituciones. En la cúpula popular, esa que se reúne los lunes en los famosos maitines con apenas una decena de cargos, hay dos leoneses (Prada y Cobo). De su iniciativa dependerán muchas cosas.

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