LA SEMANA
Hay una España que funciona bien
Aunque cueste creerlo, no todo va mal. Se aprecia una reacción de ciudadanos, ejecutivos, empresas, bancos y algún político que proclaman que no todo está fatal, como algunos medios reflejan, y que las cosas pueden hacerse bastante mejor. ¿Ejemplos? Xavier Trias, alcalde de Barcelona, apareció esta semana en Madrid, conciliador, para decir que, aún con los problemas sociales de la crisis, su ciudad va bien. No es la única. Tiene 1.250 millones de deuda pero nada comparado con Madrid. La pobre Ana Botella se quedó con una herencia de Ruiz Gallardón parecida a la que el mismo político dejó a Esperanza Aguirre en la Comunidad. Funcionan y exportan cada vez más muchas empresas, especialmente en Pais Vasco y Navarra. Hay emprendedores de éxito. Van bien hasta el momento algunos ministerios difíciles por su intensa gestión, como Fomento e Industria. Y, desde luego, algunos bancos como Santander, BBVA, La Caixa y otros.
El problema de esos bancos es Luis de Guindos. No tienen necesidad de rescate porque no se volvieron locos ni con la construcción, ni abriendo oficinas, a diferencia de algunas cajas, que «hasta llegaron a crear dinastías en su dirección», como destaca el diputado del BNG, Francisco Jorquera. Pero Guindos los ha metido juntos en el mismo saco y pagan las consecuencias de la falta de confianza de los ciudadanos.
Es más: Francisco González, del BBVA, propuso en la Junta de 2009 un pacto de estado PSOE—PP para resolver algunos problemas que ya entonces tenía parte del sistema financiero. Zapatero se molestó porque por entonces andaba sacando pecho por Europa a cuenta de la salud de nuestros bancos y los populares también porque nunca han estado dispuestos a pactar nada en la oposición. La diputada canaria Ana Oramas, en el Congreso, el pasado jueves, impactó al declarar que en Mayo de 2010, cuando Zapatero dio aquel giro radical al borde de la intervención, España no cayó gracias a la responsabilidad de CiU. Grande Durán Lleida. Y denunció que aquel día Cristobal Montoro le pidió su voto negativo argumentando así: «Si España cae, ya la levantaremos nosotros». Consta en acta parlamentaria.
Hoy no parece que Rajoy, solo, y menos con Luis de Guindos dando bandazos, pueda levantar España. Necesitamos que lo haga porque el Presidente pilota el avión en el que todos viajamos. Y, como hacen algunos pasajeros, deseamos aplaudir un aterrizaje exitoso. Pero no es solo un problema de comunicación, como sugería la secretaria de Estado del ramo, Carmen Martínez, aunque también, sino de acierto en las decisiones. Y lo de Bankia ha sido un disparate con «brutal coste para los fondos públicos», en palabras del mismísimo Rodrigo Rato. O del presidente del Banco Central Europeo, Draghi, cuando recrimina al Gobierno español el «haber actuado en Bankia de la peor forma posible». Imposible recordar un caso de tan mala gestión de crisis de un Gobierno desde el desdichado 11 de Marzo de 2004 con los atentados en los trenes de cercanías de Madrid. No se puede dar una cifra distinta cada tres días.
No te creen ni en España, ni en el Financial Times. Si Rajoy necesita, o no, un vicepresidente económico es cosa suya, pero frenar la carrera desorientada de su ministro de Economía ya es cosa de todos.
Citábamos a Giuseppe Tringali, de Mediaset, expresando su confianza en España y a él se suma el hombre fuerte de EuroDisney, Federico González: «En España hay mucha energía silenciosa de empresas que lo hacen muy bien y que nos sacarán de la crisis. Debemos darles voz». Parece que hasta Micky Mouse cree más en España que nosotros mismos.