Diario de León

TRIBUNA

León, dos puntas del iceberg (II): Valderas

Publicado por
Alberto Pérez Ruiz. Ex presidente de la Diputación
León

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La situación del Ayuntamiento de Valderas es otro hecho de transcendencia por las consecuencias que está acarreando a ese municipio y porque es otra prueba del deterioro de nuestras instituciones políticas. Mis relaciones con esa villa vecina, si no tan intensas como con el sindicato Ugal, no han sido inexistentes en lo político (ambas agrupaciones socialistas son históricas, ya que datan de la década de los setenta) ni en otros aspectos, como es el sentimental. Siempre he creído que Valderas tiene unos valores que le ponen a la cabeza de los pueblos de la provincia y así lo dejé plasmado en mi libro El Sur de León . La comarca de Valencia de Don Juan y Valderas . La política nos relacionó sobre todo a través del líder histórico del socialismo valderense, Antonio Cuende, con el que compartí el trabajo en la Diputación durante mis años de presidencia.

Fue precisamente la muerte de Antonio, el 30 de septiembre del 2011, la que me llevó a reencontrarme con Valderas durante dos tardes completas y a conocer a la nueva alcaldesa, Cristina López, y a los nuevos concejales socialistas. Estaban desanimados y hasta desolados por la caótica situación que habían encontrado en el Ayuntamiento (hasta la luz les había sido cortada) a lo que se añadía la nula respuesta que habían obtenido sus peticiones de ayuda y asesoramiento por parte de las instituciones que, en su opinión, tenían la responsabilidad de prestarlos y porque estaban sin secretario al haber dimitido la titular debido al estado del Ayuntamiento, con lo cual no podían ni celebrar plenos. No me podía creer lo que me estaban contando y, aunque personalmente no tenía ninguna responsabilidad ni competencia en el tema, fue tal la naturalidad, sinceridad e insistencia con que manifestaban su deseo de que alguien les orientase, que me ofrecí a hacerlo en la medida de mis posibilidades que no eran muchas. Hablé con miembros de la Ejecutiva Provincial de aquel momento, y más tarde con los de la Comisión Gestora, contacté con secretarios de ayuntamiento y otras personas que se ofrecieron a ayudarles si así se lo pedían.

Atendiendo los consejos de los pocos que nos ofrecimos a dárselos convocaron un concurso para cubrir interinamente la secretaría, puesto que pasó a ocupar el quinto de la lista de aspirantes ya que los cuatro anteriores se iban nada más conocer la problemática del Ayuntamiento. Conozco (por razones de paisanaje y de militancia política) al que asumió esa especie de aventura, y me consta que, después de unos meses de un trabajo y una dedicación, que llegaba mucho más allá de la que se le podía exigir, por parte de la alcaldesa, de sus compañeros de equipo y del joven secretario (que lógicamente tuvo que cesar al ser ocupada en propiedad la plaza), la situación experimentó una mejora notable aunque no toda la que hubiesen necesitado y deseado. Mientras tanto la delegación del Gobierno, la Diputación y los responsables provinciales del Partido Socialista seguían sin aparecer.

Desde aquellas tardes de septiembre que pasé en Valderas hasta el 28 de marzo no tuve contacto ni con la alcaldesa ni con los concejales sino a través de otras personas o telefónicamente. Ese día tomó posesión Cristina López como diputada provincial y me pareció oportuno asistir al acto, ya que, aparte de las razones que se deducen de lo anterior, se trataba de una nueva representación de nuestra comarca en la institución provincial. Después del Pleno acudí al despacho del Grupo Socialista a felicitarle y preguntarle si había alguna novedad en su Ayuntamiento de cuya problemática estaba un poco apartado. Allí no había nadie del partido ni tampoco estaban los compañeros de la nueva diputada que ya habían marchado. Solo quedamos con ella Matías y yo, analizando someramente su problemática y dándole algunos consejos que no pudieron ser seguidos al menos de inmediato.

Lo sucedido hasta hoy desde ese 28 de marzo es más conocido, sobre todo la dimisión de la alcaldesa que, abrumada por los problemas del Ayuntamiento, renunció al cargo el 5 de noviembre. Al haber estado ausente de León prácticamente entre los meses de julio y noviembre por razones de salud solo a mi regreso pude conocer (por cierto con gran disgusto o incluso indignación) los detalles de la esa sí «convulsa etapa», que se produjo a raíz de esta dimisión y su posterior ruptura con el PSOE.

Las conclusiones, a las que he llegado al conocer los lamentables hechos sucedidos, las expresaré mañana en la última parte de las tres en que hemos dividido este artículo.

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