Diario de León

TRIBUNA

¿Quién ha dicho que esto sería fácil?

Publicado por
María Jesús Soto. Directora de Inversis Banco en León y de elinversorinquieto.es
León

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En las últimas semanas Italia le ha quitado el protagonismo principal a la todopoderosa EE.UU., tanto por sus elecciones, como por la renuncia del papa Benedicto XVI. Hemos repetido en multitud de ocasiones que estamos inmersos en una transformación mundial de enorme calado, y creo que ya pocos pueden dudarlo. Los contrastes que nos dejan los históricos acontecimientos que está viviendo Italia, merecen que nos detengamos a analizarlos, como el que admira un paisaje lleno de contrastes entre la belleza, y todo lo contrario a la misma. La humildad, la sencillez, la ternura y generosidad con la que Benedicto XVI ha pasado a ser «un peregrino más», con la gracia del Espíritu Santo, que servirá a su amada Iglesia con su retiro  y oración, es un ejemplo de belleza y dignidad, que todos los poderosos del mundo están mirando con asombro, por lo cargado de simbolismo humano y espiritual que conlleva. A nadie ha dejado indiferente, con independencia de sus creencias religiosas o agnósticas.

En contraste tenemos a un pueblo, el italiano, que en unas decisivas elecciones para su futuro, entre Berlusconi, un cómico y un tecnócrata reconocido como Mario Monti, deciden ponerse en manos de los dos primeros, dando la espalda a quien con sus medidas coherentes con las necesidades del país y de la Zona Euro, ha conseguido que Italia no esté más dañada en sus estructuras económicas, de lo que lo está. Buscar explicaciones para algo tan equivocado, desde el punto de vista de la razón, es tan fácil como entender al pueblo italiano y a la naturaleza humana.

La preocupación fuera de Italia, con el nuevo escenario, está en comprobar si el nuevo gobierno, seguirá con las directrices de Bruselas, o por el contrario pondrán contra las cuerdas al país y contagiará a España e incluso a Francia. Parece difícil que el gobierno italiano pueda salirse de la hoja de ruta marcada por Bruselas, sin que los mercados les fuercen a ir por la senda correcta, por su propio bien y el de todos los países que están luchando por  reconducir sus maltrechas situaciones económicas. Al menos eso parecen entender los mercados financieros, dónde tras el susto inicial, la confianza sigue manteniéndose, aunque a golpe de noticia y con mayor volatilidad, ante la nueva incertidumbre que se ha instalado.

Los avances y logros conseguidos en Europa, con enormes sacrificios de sus ciudadanos, por frágiles que sean, no deberían verse afectados por los nuevos acontecimientos, que son pequeños obstáculos en el camino de la recuperación y la transformación de las estructuras económicas de Europa. El Banco Central Europeo, una vez más, deberá actuar de garante, mientras seguimos ganando tiempo para que cada país aplique las reformas que nos ayuden a salir de la recesión en la Zona Euro, y entrar en la senda de crecimiento económico, que es el objetivo primordial en estos momentos.

Mientras tanto, EE.UU. sigue con su particular lucha contra el déficit, al tiempo que los datos macroeconómicos les siguen siendo favorables, sobre todo los del mercado inmobiliario, que no olvidemos, fue el origen de la crisis contra la que estamos luchando. Su economía crece, aumentan el consumo y las exportaciones, lo que hace que la Reserva Federal esté pensando si eliminar la ayuda cuantitativa, mientras los mercados miran de reojo y con temor esa posibilidad, pensando si será demasiado pronto para hacerlo.

La transformación histórica que el mundo está viviendo, necesita de líderes ejemplares. Los ciudadanos que tengan la fortuna de tenerlos al frente de los cambios, saldrán más fortalecidos de la situación de crisis, mientras que aquellos que no los tengan, perderán una oportunidad histórica, que pagarán durante generaciones. Lo mismo podemos decir del mundo empresarial, donde los relevos generacionales son absolutamente imprescindibles, y que los implacables mercados, decidirán quienes sobrevivirán o desaparecerán.

En definitiva, seguimos caminando hacia esa luz que vemos al final del túnel, aunque con sustos y contratiempos, que nos confirman que lograrlo no está siendo fácil, ni lo será, hasta que hayamos llegado a la meta. Pero ¿quién nos ha dicho que esto sería fácil o que todos saldrían vivos?. Nadie que diga la verdad, puede hacer una afirmación de ese tipo. El libro aún se está escribiendo y nadie tiene la certeza absoluta de cuál será su final, aunque cada vez sean menores las incógnitas que habrá que despejar.

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