Diario de León

TRIBUNA

Otro fraude: la contabilidad creativa

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MARÍA JESÚS SOTO DIRECTORA DE INVERSIS banco en león y de elinversorinquieto.es
León

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Todo lo relativo al tema de Pescanova, hace inevitable que nos remontemos al año 2000 con el caso Enron en Estados Unidos, la debacle en los mercados bursátiles, la desaparición de la auditora Arthur Andersen y la posterior legislación que puso orden al terremoto que se generó.

Por aquellos años, pocos habíamos oído hablar de la famosa contabilidad creativa. Con ella hacían alusión a una contabilidad que esconde pérdidas de la empresa, envuelta en numerosas prácticas irregulares de la contabilidad. El escándalo en la, hasta entonces, todopoderosa Enron destapó una práctica extendida en muchas empresas americanas, que pusieron en jaque a los mercados bursátiles antes el fantasma de engaño generalizado en las cuentas de muchas empresas que cotizaban en la bolsa americana. No olvidemos lo sensible que es esa información, teniendo en cuenta que el precio de las compañías en bolsa, pasa principalmente por sus resultados y sus expectativas de negocio a futuro.

Cuando se extiende la sospecha de posibles engaños sobre esos asuntos, el incendio está garantizado. Si además, como ocurrió entonces, en la gran mentira se encuentra implicada la auditora más grande y prestigiosa del mundo, como era Arthur Andersen, al incendio se sumó un terremoto, y las consecuencias económicas fueron devastadoras. Los llamados «arturos» desaparecieron como empresa a las pocas horas de comprobarse que habían firmado auditorías falsas, siendo cómplices directos del engaño. Enron también desapareció, pero dejó enormes pérdidas a inversores de todo tipo.

Las aguas volvieron a su cauce en los mercados financieros, cuando una ley estadounidense, daba un plazo máximo hasta agosto de ese año, para que todas las empresas que tuvieran contabilidad creativa, lo declarasen públicamente, sin sanciones penales para sus administradores. Finalizado el plazo, aquellas que apareciesen, llevarían a la cárcel a sus administradores.

La medida fue de lo más eficiente, dado que las empresas que estaban engañando con sus cuentas, lo comunicaron, por lo que el mercado recuperó la confianza de que la limpieza estaba hecha, dejando de castigar a las inocentes, al no distinguirlas hasta aquel momento, de las que no eran.

En el caso de Pescanova, de nuevo la contabilidad creativa ha escondido la situación real de la compañía, que va a provocar que todos los bancos que tengan préstamos concedidos a la empresa, los tengan que provisionar ante las dificultades que van a tener para recuperarlos.

Esto pondrá más leña en el fuego, de la preocupación actual de la situación real de las entidades financieras de nuestro país, frente a los créditos refinanciados a empresas y las posibles provisiones que tendrán que hacer, lo que impactará directamente en sus ya maltrechos resultados.

 Todo esto debe colocar a los inversores en la prudencia más extrema respecto a las entidades financieras, de ahí que una vez más, tenemos que recordar que la diversificación más amplia en activos financieros de todo el mundo, es la protección más segura que pueden encontrar para sus ahorros.

 Sería deseable que nuestro sistema judicial llevase hasta sus últimas consecuencias el asunto, y que los responsables de la situación paguen por la gestión que han llevado a cabo en esta empresa.

Nuestra sociedad necesita, más que nunca, que funcione realmente la justicia, no sólo para conseguir tranquilizar a los ciudadanos, de que las leyes nos protegen de la mano de los jueces, sino también para que las sanciones sean ejemplarizantes y disuasorias para otras personas, que puedan estar tentadas a realizar ese tipo de prácticas.

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