Zara go home

Zara, Inditex, o el imperio Amancio Ortega, eran y son una referencia de las escuelas de negocios y una divisa de la marca España, que por mucho que se empecine Rajoy, los campeones del mundo o Rafa Nadal, vaga errante y maltrecha por el orbe para estropicio de muchos emprendedores que han hecho las maletas y se ven obligados a convencer a sus anfitriones de que valen más de lo que dicen que valen. En León y más en particular en Ponferrada, donde está a punto de producirse el fatal acontecimiento, que tampoco es nuevo porque ya se ha materializado en más de un lugar de este país, Zara resulta adicionalmente un síntoma colosal.

El cierre anunciado para las próximas semanas de la tienda que Inditex posee en pleno corazón de la capital de la Costa del Sil es el síntoma definitivo del estado comatoso que preña el tejido socioeconómico de la comarca en particular y de la provincia de León en general. La tienda de Zara en Ponferrada fue una de las primeras que Ortega abrió fuera de Galicia, probablemente por la fronteriza pujanza de la extinta Ciudad del Dólar, y que luego fueron dando pie al milagro del de Busdongo, que acaba de vocear a escala global un beneficio trimestral al alza de 438 millones de euros.

El peche de Zara en la capital de la Costa del Sil es el síntoma absoluto de que hay enclaves en este país abandonadas por completo a su suerte. Que ni siquiera cuentan ni un poquito a la hora de tratar de reequilibrar una nave que una veces se hunde por proa, otras por popa, y en la que existen territorios malamente representados por sus políticos autóctonos —premeditadamente o por omisión— que resultan zarandeados una y otra vez por las decisiones o indecisiones de gabinetes como los de Soria o Pastor, por citar sólo algunos de los más criminales.

Zara entona el go home en Ponferrada para refugiarse en los beneficios y las fiebres del consumo allende los límites de este país. Y al margen del efecto directo que el cierre y la concentración de la actividad de la marca en el macrocentro comercial pueda deparar sobre cierto nivel de mano de obra, lo que la clausura invita a pensar es que existen espacios en esta península que si nadie lo remedia sólo aguardan el repiqueteo de los clavos sobre los ataúdes en que se han convertido otrora estimulantes zonas comerciales y de servicios. Zara entona el go home. Nosotros el A la mierda.