Diario de León
León

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Se han echado a las carreteras los lobos vestidos de verde a ver si hacen el agosto cuando todavía es julio. Libreta y boli en mano para apuntar los vicios. Con el soplímetro que hace la prueba de si uno tiene capacidad pulmonar para subir San Isidro en bici o es mejor que pare a beber agua porque viene cocido. Parapetados detrás del radar en el que salen las fotos más movidas que en el iPhone de Jorge Lorenzo. No hay escapatoria, que es necesario llenar las arcas y nunca mejor que en vacaciones, que para eso ha ahorrado la paisanada todo el año. Buenos días, lleva el dibujo de las ruedas comido.

Salimos casi a una por vecino y mes, como avisan desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles, que desvela que la Comandancia ha puesto un listón mínimo de denuncias por cada agente para cumplir con las estadísticas. Una orden que la Subdelegación del Gobierno no valora, ni desmiente. Bastante tienen con peinarle la onda del flequillo a las cifras de intervenciones y poner sordina a las denuncias para vender que baja la delincuencia, mientras los agricultores hacen noche junto a los equipos de regadío no sea que les revienten los pivos y los hidrates para llevarse el cable, los pequeños empresarios cierran cada día la nave con la esperanza de que esta vez les desarmen la puerta para entrar, en vez de destrozarles el tejado, y los hosteleros, para evitar tentaciones, avisan con carteles pegados en las ventanas del bar de que cada noche vacían la tragaperras. Buenas tardes, los papeles del camión.

El hormiguillo de las multas se entretiene también en las maquininas de la ORA. En tan sólo medio año van más de 47.000 sanciones por un quítame allá esos 15 minutos con los que se cobra el impuesto revolucionario a los conductores que, como marca la ley, ya sufragan con sus tributos el mantenimiento de las calles y el derecho a estacionar en ellas. La conversión del contribuyente en un primo al que se cobra dos veces por lo mismo. Una más del sistema político en el que a los ciudadanos se les abrasa a pagar y se le recortan servicios para tener fondos suficientes con los que salvar a los bancos para que, a la vuelta, vuelvan a subir los créditos y pongan suelo a las hipotecas. Buenas noches, sople aquí que esta verbena no es del cupo.

Son 600 euros.

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