Diario de León
León

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Aquello del sofá y el puro de Rajoy tuvo mucho éxito. Fue uno de esos golpes de efecto que calan en la sociedad. Era una crítica contundente, clara, que se acercaba de manera notable a la propia imagen que da el presidente a diario en los telediarios.

Han pasado los meses desde que se puso de moda eso lo del sofá y el puro, y hemos alcanzado el ecuador en los mandatos municipales, provinciales y autonómicos. En los balances que se han ofrecido, tanto de quienes gobiernan como de quienes se oponen, había mucho de sofá y de puro. Mucho de aguardar tiempos mejores con una extraña confianza de que más pronto o más tarde llegarán.

Parece que eso de que la crisis es tiempo de oportunidades, que es el momento para los audaces, que es la fase idónea para la imaginación no va con nuestros gobernantes. Lo que se percibe es un mirar al mañana buscando la supervivencia al tran-tran para aguardar esos tiempos en los que se enderecen las cosas por pura inercia.

Lo dicho, sobran sofás y sobran puros, y se echan en falta ganas, soluciones, afán por trabajar para buscar alternativas, para preparar esos tiempos que quizás lleguen o no, para encarar el futuro más allá de lo que dicten los lacrimales, los celos o las puñaladas cruzadas.

Lo de dejar pasar las cosas para intentar que se arreglen por sí solas no basta. No es lícito ni lógico. Y algo de esto parece que ocurre desde hace tiempo en la Consejería de Educación. En la provincia de León se hizo evidente hace meses que existe un problema y que no se trata de un asunto menor. El problema está en la Dirección Provincial de Educación, un lugar desde donde se dirigen las acciones para miles y miles de alumnos, y para cientos y cientos de profesores. Existe un problema nunca resuelto que resurge periódicamente de polémica en polémica sin que nadie haga nada. Sin que nadie se levante y acabé con esta «solfa» para «apurar» una solución.

Lo de que los problemas se resuelven solos es para los cobardes. A corto plazo les ha dado resultados a muchos pero a la larga se acaba evidenciando que los problemas no se solventan, se agravan. Y en este asunto de la Educación en León hace tiempo que se precisa que alguien afronte el problema y le busque una solución. El suma y sigue que se vive no es lógico en ningún campo, y menos en la Educación.

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