Diario de León
León

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Hay una trucha rubia desvelada por el sol que se cuela entre las ramas de las choperas, en la tablada de Puente Orugo. Un reflejo apenas que parpadea en las aguas del Luna, entretenido en describir meandros por las faldas de Babia poco antes de que lo consagre luniego la Virgen de Pruneda. Se dibuja en medio del río la silueta de un pescador que ensaya garabitos con el sedal, enseñoreado en una mosca con el cuerpo negro y la pluma blanca de La Cándana.

No se mueve ni una hoja y el sereno se tiende sobre el caudal como una promesa para la cesta vacía. Hoy habrá para cenar. Como tantas veces. Como cuando chaval, sin padres, encontró una forma de echar a sus hermanos adelante. Nardo, ¿cuántas sacaste?

Pero las cosas han cambiado desde entonces. Los ríos discurren por la provincia como un negocio en el que los pescadores cada vez se sienten más alejados de la gestión. Una veintena de caudales, más las aguas embalsadas, que pierden valor cada año. No hay truchas, repiten caña en mano, cansados de ver cómo la corriente regulada hace que discurran aguas abajo para encontrar el desove en las piscifactorías; cómo las carpas que introdujeron los técnicos han echado a las especies autóctonas de los pantanos. Una jugada más de la Junta en su manía por controlar todo lo que huela a dinero en León. Una oportunidad perdida a sumar a la lista. Otra muestra de que la naturaleza se repite a sí misma, pero no entiende de planificaciones. Entró la administración, salieron las truchas y cada vez se ven menos pescadores que ser atrevan a volver al río.

Quién sabe si es el objetivo con el que lograr que al final se conviertan en una empresa para señoritos, como quieren con la caza. Quien tenga dinero, que pesque, que ya aparecerá el que hace caja. La repetición de una política que priva a los paisanos de la gestión de sus recursos naturales. Ejemplos sobran: los montes, las juntas vecinales, los parques naturales...

El último reducto de desarrollo para León, estancado en un modelo productivo en el que no hay industria, ni se crea empleo, a pesar de que las estadísticas del Ecyl del pasado mes de julio digan que hay menos parados, pero se olvide de poner que el 93% de los contratos generados son temporales

Siempre pescan los mismos, maestro.

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