Nuestras posibilidades

Europa está luchando a brazo partido contra el fraude fiscal, ya que el otro brazo, extendido o con el puño cerrado, lo emplea en dar señales de socorro.

Los pintorescos gobernantes de «la divina península» —no confundir con la ínsula ibérica— han ideado un sistema para identificar a las personas que consuman por encima de sus ingresos.

Quiere decirse que si los inspectores ven a alguien enfrentando a un suntuoso plato de mariscos, ataviados todos para el torneo gastronómico, le puede pedir cuentas antes de que el camarero le presente la suya. Como en el caso del chotis chulapón, le pueden preguntar de dónde saca para tanto como destaca y tendrá que dar una explicación plausible para poder superar este trance.

—Usted perdone, es que me ha invitado un amigo, que es un sindicalista.

No tardaremos en imitar lo que en Italia llaman el «gastómetro», que puede estropear algunas digestiones al mismo tiempo que facilita algunas gestiones de Hacienda.

Se trata de averiguar si los gastos de algunos contribuyentes, desde los grandes hasta los chicos, son los adecuados.

Dicho de otra manera, si se los puede permitir o se los permite porque le sale de los mismísimos el haberlos realizado.

Todo el que vive a la luz de todos de acuerdo con sus posibilidades, si no es un político que ha heredado el puesto del anterior o de un rico heredero, vive con mucho cuidado de no pasarse del dinero lícito que cobra mensualmente.

Por eso se habla habitualmente de la gente que tiene posibilidades y de las que tienen que acoplarse a sus posibilidades, que siempre son inferiores a sus deseos en la casi totalidad de los casos que se ven en directo por las calles.

Cuando la terrible crueldad victoriana logró reducir al gran Oscar Wilde, que hoy sería aclamado por las muchedumbres de gays y lesbianas, a una patética sombra del que había sido antes de entrar en la cárcel, algunos amigos leales le llevaron a su mísero hotel una botella de champán de ilustre marca.

—Estoy muriendo por encima de mis posibilidades, dijo.