Urgen soluciones para no desperdiciar comida

Las medidas que se están barajando desde hace tiempo para conseguir que no acabe tanta comida en la basura parecen imprescindibles por unos criterios de pura lógica y de la más elemental justicia. Si por desgracia los problemas de alimentación afectan desde hace décadas a millones de personas en el Planeta ahora, con el azote tan duro que ha generado la crisis en España, esa situación de carestía de hasta lo más elemental se ha extendido de manera dramática por todo el país. Y en ese contexto se hacen imprescindibles esas medidas para conseguir abrir al máximo los cauces que generan un traspaso de los excedentes o de los productos no comercializables por su próxima caducidad hacia las organizaciones que colaboran con esas personas en situación de emergencia grave.

Es verdad que las grandes cadenas de alimentación hace tiempo que colaboran activamente con órganismos como los bancos de alimentos, Cáritas o los comedores sociales pero también es necesario que existan otros canales más institucionalizados que parecen factibles de acuerdo con los estudios realizados y que deberían ponerse en marcha.

Y también deberían activarse las medidas gubernamentales que permiten una mayor flexibilidad en las fechas de consumos preferentes, sin que exista ningún tipo de riesgo para la salud de las personas, y que evitarían que demasiadas toneladas de comida acaben a diario en los contenedores sin que nadie pueda aprovecharlas.