Una picota

Todo el mundo tiene derecho en su vida a diez minutos de gloria, pero seguro que también hace algún mérito para pasarse un tiempo en la palestra de lo infame o en una picota para escarnio público.

Ahora picota sólo sugiere una variedad de cereza prieta (preta, oscura en portugués), pero lo primero que significa es Picota: antiguamente, columna de piedra o ladrillo que había a la entrada de algunos lugares y donde se exponían las cabezas de ajusticiados, o los propios reos, a la vergüenza pública .

La picota fue muy popular en la ancha Castilla, en el encastillado León y en la esquinada Portugal, aunque aquí no las embellecían en piedra labrada como las que aún se ven en muchos pueblones medievales (guapa-guapa, la de Peñaranda de Duero)... en estos lugares, con unos grilletes en el potro de herrar o con un cepo de tablón junto a la fuente mayor les sobraba para exponer al reo, como consta en las historias de Laciana o Boca de Huérgano... aunque hubo pueblos que tenían «rollo» (Villademor), columna parecida a la picota rematada con escudo del sitio o cruz y donde también se ajusticiaba a los reos hasta que las Cortes de Cadiz lo prohibieron en 1812, anteayer.

Viene esto a cuento de la necesidad moral de restablecer hoy la picota en su función moral de colocar en vergüenza pública a quien su delito contra el bien común obligue a denigrarlo.

Quiere decirse que, de la misma forma que a gentes destacadas se las aúpa al callejero, las habrá también con deméritos abultados para bajarlas a la reprobación pública: estafadores, violadores, terroristas, corruptos...

A la picota con ellos.

Plántese una en la entrada de cada población, sobran rotondas al efecto... rotulen ahí los nombres del afeamiento con burla merecida... tómese como alivio de la ira de un pueblo que es el que paga los cascos que otros rompieron... o sea, que ya pueden imaginarse ustedes que en la picota que pusieran en Pola de Gordón estaría encabezada por el ministro Soria que pasó de entierros por no mancharse la oreja. Y póngase también en este pueblo un rincón al sol para abrazar todos los días a esas familias que quedaron rotas.