Los daños de la crisis no hacen excepciones

La acumulación de años de crisis está generando un suma y sigue de perjuicios directos para la ciudadanía que ve como sus posibilidades económicas se están mermando. A los importantes incrementos en materia impositiva se unen los descensos en los ingresos lo que lleva a una grave contradicción porque al final todo esto redunda de manera directa en el consumo, que es precisamente el aspecto más sensible y cuya reducción está dejando un rastro de paro y de pobreza generalizada.

Los leoneses han perdido de media un 20% de poder adquisitivo en los últimos años porque en los convenios de las empresas y de los sectores se están aplicando sistemáticamente unas polémicas congelaciones salariales o incluso recortes que no siempre son bien entendidas o al menos compartidas por parte de los trabajadores. Hay ocasiones en las que se hace necesario para garantizar incluso la propia vida de las empresas pero también hay cierta sospecha sobre que se cometen abusos dentro de esta coyuntura tan compleja.

La merma salarial tiene un efecto ralentizador de la economía que provoca daños en el entramado empresarial y laboral por lo que se hace cada vez más imprescindible que de una vez por todas se vuelva a la senda del crecimiento para que todo se acelere hacia la ansiada recuperación.

Cada vez son menos las personas que pueden decir que nos les afecta directamente la crisis. La solución no puede ni debe dilatarse.