Diario de León

FUEGO AMIGO

Vecinos y colindantes

Publicado por
ERNESTO ESCAPA
León

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Estos días se ha espoleado el litigio de los pastos babianos, porque Mieres anuncia el envío de una cuadrilla de guardas que vigile la codicia de las reses leonesas. Hace un par de años, aprobaron una moción farruca para anexionar el pastizal a Asturias, haciendo valer su propiedad desde 1926. Aquel arranque despertó el orgullo de los babianos, que reaccionaron pidiendo a la Junta la expropiación para impulsar un proyecto de interés regional con cargo a las compensaciones pendientes por los cielos abiertos de la minería. Coincide este rebote con el malestar comarcal por los mordiscos fronterizos, que están tardando más de lo deseable en pasar a la cartografía. Hace ya tiempo, un peritaje estatal descubrió que los asturianos habían movido los mojones varios kilómetros en su provecho, pero como Valladolid no urge la corrección y Oviedo qué más quiere, los mapas siguen tal cual.

Pinos perteneció a San Isidoro de León, cuyos canónigos cambiaron por billetes los pastos del puerto. También fueron talando el bosque hasta dejar la campa como hoy se ve, apenas raleada por algunos matojos. Pinos es un pueblo ganadero que ha tenido que pleitear para que su cabaña se beneficie de las yerbas veraniegas del puerto. Y eso que los reyes medievales habían regulado el uso de estas altas propiedades del cabildo isidoriano, de manera que no se perjudicaran los derechos de pasto de los vecinos. En la desamortización decimonónica el puerto de Pinos fue adquirido por Sierra Pambley, que hace 88 años hizo caja con su venta por cerca de medio millón al concejo de Mieres. En todo este trasiego de propiedades los ganaderos babianos hicieron valer sus derechos de pasto, ejercidos durante siglos frente al ansia de los rebaños monásticos. Así que el hacendado que traspasó el puerto a los asturianos tuvo que detallar la servidumbre que beneficiaba a los vecinos.

Luego los años de sequía estimularon una picaresca en la que siempre anduvieron más listos nuestros ganaderos. Al tratarse de una propiedad asturiana enclavada en territorio leonés, su administración pecuaria es fuente de frecuentes conflictos. El antiguo aprisco, donde se recogían los pastores, se convirtió en merendero y refugio de excursionistas, mientras en medio del campar brotó una ermita piramidal. Hace siete años subieron al pastizal las autoridades de la Diputación para anunciar un inminente enlace viario de Pinos con el puerto. Era una forma de ir poniendo en claro las cosas, pero la promesa quedó en los titulares de aquel octubre. El decreto que reguló la división provincial de 1833 hubiera resuelto el litigio a favor de Mieres, como ocurre al sur de la provincia con la dehesa de San Llorente, pero las fronteras autonómicas, ay, son inamovibles.

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