Diario de León

TRIBUNA

La sintaxis, una herramienta equivocada

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En la asignatura de Lengua y Literatura española o castellana ha habido siempre varios debates abiertos y aún no resueltos. Uno de ellos es el de separar la Lengua de la Literatura. De hecho hay momentos en los que se impartieron indistintamente. Otro es el de la importancia de la sintaxis en el devenir de la enseñanza de la lengua. Hoy, pues, me centraré básicamente en este segundo peldaño. ¿Es necesaria la enseñanza de la sintaxis? ¿Debe aparecer a una edad tan temprana como se observa en los programas? ¿La entienden los alumnos? ¿Sirve para algo? Intentaré contestar según mi experiencia, aunque ello moleste a más de uno.

Es una pérdida de tiempo dedicar tanto tiempo a la enseñanza de algo que los alumnos apenas entienden, algo de dificultad media alta. Creo que debería posponerse para el Bachillerato el aprendizaje de la sintaxis, en un bachillerato de tres cursos. Sabemos que los alumnos de COU en unos pocos días se ponían al día en esta parcela, mientras que en primero de BUP apenas unos pocos la entendían. Por lo tanto, parece que hay una pérdida excesiva de tiempo en cursos inferiores, cuando todavía la formación del alumno anda algo vacilante. Tampoco es que sea una tarea sumamente divertida, al menos para quienes van a aprobar y nada más. Solo unos pocos estudiosos se aplican con interés al riguroso y difícil desguace de nuestra sintaxis.

Los alumnos deberían aprender bien la morfología en esos cursos anteriores al bachillerato. Creo que sería un excelente bagaje acceder a ese nivel con un más que razonable dominio de la morfología, cosa más fácil, aunque tampoco exenta de dificultades, más que nada por la dificultad añadida del contexto y la presuposición. No se trata, pues, de aprender de memoria unas definiciones y ejemplos, sino de saber que según en qué frases una misma palabra puede funcionar como sustantivo o adjetivo o adverbio o verbo. La palabra cuando se inserta en una frase adquiere otra dimensión, otra categoría. Y eso no resulta tan fácil como parece a simple vista.

Salvador Gutiérrez, nuestro admirado académico de la lengua y experto como nadie en sintaxis, sabe de la dificultad de este aprendizaje y seguramente desearía que los alumnos llegaran a la universidad con un aceptable dominio de la morfología y una razonable agilidad redactora. Lo otro ya lo enseñarían los profesores de la universidad. Hay aprendizajes que requieren una mente despierta y muchos entienden los intríngulis del idioma un poco más tarde. Pero lo primordial es una buena base de morfología y redacción y sobre ellas es posible edificar en firme hasta límites insospechados.

Haya mucho que aprender, aparte de la sintaxis. La lectura y la escritura son elementales y no creo que estén tan ligadas a la sintaxis, al menos en los inicios. Más adelante, no dudo de la importancia que tiene saber sintaxis y saber aplicarla a la lectura y a la escritura. En concreto, los resúmenes y las redacciones pueden resultar más fáciles si tenemos un dominio claro de la sintaxis. Pero esto se hace consciente más tarde, a una edad más tardía. De hecho hay escritores que no tienen idea de sintaxis y sin embargo construyen perfectamente sus escritos. Quizá para un crítico sea necesario este bagaje lingüístico, pero no para el común de los mortales.

Si la enseñanza hasta el Bachillerato debe formar a personas íntegramente, la sintaxis puede esperar mejor suerte más adelante. Entretanto, formemos a los estudiantes en tareas más esenciales: aumento de vocabulario, comprensión y comentario de textos, redacción de todo tipo de escritos, expresión oral… Hay campos más gratos y satisfactorios que la pura rutina sintáctica. Y si no tenemos más remedio, procuremos relacionar la sintaxis con la variedad de los textos comentados.

Quizá, en esos momentos nos demos cuenta de la dificultad de articular una sintaxis acorde, ya que la improvisación y la riqueza expresiva van más allá de cualquier corsé sintáctico. Generalmente, cualquier texto real —oral o escrito— pondría en serios aprietos al mejor gramático. En clase de lengua solemos adecuar las frases al nivel de exigencia, pero casi nunca coincide con la riqueza auténtica del texto vivo.

Por eso, pido a los nuevos profesores o programadores que se centren en las necesidades reales de los alumnos, sobre todo de determinadas edades. Tal vez, no le cojan tanta inquina a la lengua, nuestra mejor y más valiosa arma de defensa. Ya habrá tiempo para el disfrute y la discusión, pero un poco más adelante. ¿Alguno que no haya estudiado una carrera de letras tiene hoy idea del análisis sintáctico? Entonces, ¿para qué perder tanto tiempo durante muchos cursos de la ESO? Lo dice un amante empedernido del análisis sintáctico.

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