El tamaño del olvido

Quienes se acuerden se han quedado a solas con su memoria, pero la soledad no es una buena compañía para los vivos.

«Todavía no me he muerto», ha dicho don Juan Carlos, en una de sus últimas declaraciones y, mucho antes, en el Eclesiastes bíblico se dice que es desgraciado quien se encuentra solo, ya que si cae, nadie acudirá a lavantarle.

También se ha quedado solo el Partido Popular en la defensa de la ley del aforamiento. El PSOE se abstiene porque encuentra precipitada la tramitación de la norma.

Tampoco la apoyan PNV, CiU, Izquierda Unida y UPyD. Hay tormenta en la sopa de letras y la Audiencia Nacional delibera sobre una denuncia contra el exmonarca por todo lo ocurrido el 23-F.

Es un mal momento, pero al mismo tiempo es buenísimo para que Felipe VI se vaya haciendo una idea de cómo somos y de las consecuencias del batacazo padre.

Coincide con el anuncio de la rebaja del IRPF, que se centrará en los aproximadamente pobres, pero descentrará a los supervivientes de la agredida clase media.

Incluso tendrán que tributar por las indemnizaciones cobradas tras el despido, ya que el Gobierno busca dinero hasta debajo de las piedras.

Acaso se las encontrará mojadas por las lágrimas, si es que apedrean al señor Cristóbal Montoro, que obedece a sus propias órdenes.

En España hay más autónomos que gente que le arrojó piedras a la mujer adúltera, sin incluir al marido resentido.

El cerco se estrecha mientras la miseria se ensancha y hasta en la noche de San Juan se abandonaron menos trastos viejos para que ardieran en las hogueras.

Parece como si hubiera interés por averiguar el límite de la resistencia de los saqueados españoles, pero también sería interesante conocer hasta dónde llega la frontera de nuestra ingratitud. A don Juan Carlos le hemos querido hasta dejar de quererlo. «Para tan largo amor, tan corta vida».

Los aclamadores se han trasmutado en denunciantes y hay hinchas de ayer que hoy verían con agrado su linchamiento.

El pueblo siempre tiene razón, excepto cuando no la tiene.