Diario de León

HOJAS DE CHOPO

Un leonés con Moctezuma

Publicado por
ALFONSO GARCÍA
León

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En ese momento leonés, Castroverde de Campos es un pueblo cuya proyección conquistadora y americana supondría uno de los más brillantes y curiosos capítulos que a nadie dejaría indiferente. Uno de los personajes que marca en esta historia un hito es Diego de Ordás (1480-1532).

Al margen de las anécdotas con que se adorna su vida, tan cercana a las brumas de lo legendario y heroico, lo cierto es que fue el primer leonés del que se tienen noticias en Cuba, en cuya conquista participó junto a Diego Velázquez. Su valor y sus hazañas, según el testimonio de las crónicas, lo elevaron pronto a las categorías del prestigio y de la fama. Ya empeñado en la conquista de México, cuentan, por ejemplo, cómo repelió con menos de cien hombres el ataque de treinta mil indios en Yucatán. O cómo, con un ejército de treinta mil tlaxcaltecas aliados, se adentró «una longitud de dos lanzas» en un cráter del volcán Popocatéptl para extraer azufre y fabricar pólvora. Nada de extraño tiene que en 1523, cuando se le concede escudo de armas por esta hazaña y sus muchos méritos militares, en él aparezca como blasón un volcán, desde el cual, además, pudo marcar el camino para llegar a la capital azteca. Esta acción confirmó, una vez más, el «prestigio divino» de los españoles.

El día 9 de noviembre de 1519 se entrevistó, por primera vez y junto a su compañero Cortés, con Moctezuma, famoso y divino pero de difícil acceso para los suyos. Los recibió convencido de que Cortés era el dios y sacerdote Quetzalcóatl, lo que, al parecer, le produjo lo que algunos han llamado «pánico místico». Tanto es así, que cedió a todas las solicitudes del conquistador y se declaró súbdito de España.

Entre otras múltiples actividades, expediciones y fundaciones por territorios de las actuales Panamá, Colombia o Venezuela, Ordás oyó fabulosas historias sobre El Dorado que le alentaron a penetrar por el Orinoco, aunque las numerosas dificultades, además de los ataques de los indios caribes y las enormes cataratas de Ature, le condujeron a la conclusión de que era imposible alcanzar la ciudad por vía fluvial. Lo intentó por tierra, pero los celos y la oposición de Ortiz de Matienzo lo llevaron a la cárcel a Santo Domingo. Lo cierto es que su recuerdo pervive -en Madrid tiene una plaza- con la fundación de Puerto Ordás (Venezuela) en 1952, junto al río Orinoco. Es un homenaje al leonés, primer europeo en explorar y cartografiar el río durante su frenética búsqueda de la fabulosa ciudad de El Dorado.

Regresó varias veces a España para mitigar reclamaciones e intrigas y organizar nuevas expediciones. Murió en una travesía a la Península el 22 de julio. Según el cronista fray Pedro de Aguado, Ortiz de Matienzo había ordenado envenenarlo. Muchos y muy interesantes leoneses por el mundo, que darían para una buena colección de biografías populares. Me parece.

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