EDITORIAL: Inversión millonaria para un canal que acabó siendo inútil

El dinero público debe gestionarse con rigor. Es una máxima que quizás no se había oído tanto en España como en los últimos años. La llegada de la crisis puso especial énfasis en el hecho de que se estaban gastando millones de euros en proyectos de las instituciones públicas que al final resultaban inútiles. Nunca se había hablado y escrito tanto sobre un problema que tiene sobrados ejemplos por todo el panorama nacional porque incluso en plena crisis en demasiados lugares se apostó por las huidas hacia adelante cuando lo único que se estaban sembrando eran proyectos y obras condenados al rápido abandono.

En la provincia de León hay varios casos de este tipo de casimalversación de dinero público que producen como mínimo sonrojo. Dinero invertido que no sirve para nada. Como ese canal hacia ninguna parte que comunica las vegas del Luna y el Tuerto y en el que tras una década sólo puede verse la huella de unos pocos centímetros de altura que deja el agua de la lluvia. Desde hace diez años permanece en el olvido porque se pretendía hacer un trasvase desde una zona deficitaria en cantidad de agua hacia otra que también tiene el mismo problema, por lo que nunca hubo nada que trasladar a través de una infraestructura que tiene 14 kilómetros de longitud y que precisó un gasto superior a los 2,2 millones de euros.

El caso sale ahora a la luz porque en plena campaña de riego han solicitado a los usuarios de las aguas del canal de Villares la suelta de líquido elemento a través de este canal para probar la obra. Hace una década el proyecto se vendió como una modernización de regadío, según recuerdan los afectados, pero la realidad es que el tiempo ha pasado sin que nadie se explique cómo pudo darse el visto bueno a una inversión que no cumplía el fin previsto porque el déficit de agua se mantuvo.