Mi, me, yo...

Tente ahí, galán, ¿qué coña es esa de mi gobierno, mi partido, mi ayuntamiento, mi grupo?... ¿mi?... ¿tuyo?... ¿eres propietario?... ¿gobiernas (si es que no desgobiernas) tú solo?... ¿sólo tú das luz y timón en tu cargo o en ese papel de líder que trajeas?...

De la abundancia del corazón habla la boca... la palabra siempre te delatará. Debería recordarlo Pedro Sánchez, que siempre que se refiere a los socialistas, dice «mi partido»... ¿suyo?... Zapatero hacía lo mismo, aunque no tanto Felipe, que también, cosa fea, pues se entiende que el socialismo vino a desterrar el yo por el nosotros y al caudillo por la asamblea. Estos deslices del lenguaje son más explicables en la derecha, tan identificada siempre con las plazas en propiedad, los generalísimos o los poderes absolutos... Aznar el mi lo bordaba... y Rajoy no se priva, aunque su caso admitiría atenuante, pues eso de la propiedad lo lleva inoculado en el caletre y en su sangre de tinta azul por ser registrador en excedencia.

En realidad, si los jefes de cualquier partido dicen con tanta propiedad lo de mi, es por estar muy convencidos... su gente pelota y gabinetes de imagen, prensa y propaganda insisten tanto en ensalzarles o vestirles, que nunca bajan de la nube, felices ellos... se lo creen... si además les viene tanto rango y tanta gente pif a adularles y a chupársela prometiendo inversiones y participaciones en el puerto San Isidro o en la Peña los Cabrones...

Aún más lamentable es cuando, en su cargo, presentan o lucen como propio lo que ha sido trabajo de algunos otros o de muchos más. Es el momento yo... yo... he hecho, he exigido, he presentado o, como le gustaba insistir a un socialista delegado de gobierno en Pucela, «he dado órdenes precisas» (ostí, a jefe de alguaciles sonaba el tío).

El momento me de los altos barandas es también sabido: me traigan, me suban, me lleven... me den, me llevo...

Pero el líder, el viriato o el salvador es lo único que pita y rula en la era del marketing electoral... ocurre esto hasta en el movimiento asambleario y circular de Podemos que cifra su mayor tirón en la cara y carisma del líder Iglesias y sus trazas humildes de poverello de Asís... sin él, no sería lo mismo.