EDITORIAL: No todo es dinero al cuidar el patrimonio

La conservación del Patrimonio histórico se hace muy complicada cuando, como ocurre en la provincia de León, es realmente abundante. El dinero no llega para todo y debe priorizarse. Pero también es cierto que en demasiadas ocasiones el gasto público de algún modo eclipsa lo que debería ser el normal funcionamiento de las instituciones. Se ha generado una creciente tendencia a ver sólo como importantes las actuaciones que precisan grandes partidas de dinero para que el patrimonio exhiba todo su esplendor. Pero en realidad, en esos cientos de monumentos que existen por todos los rincones de la provincia o de sus ciudades y pueblos se hace más imprescindible una labor de cuidado con esmero que no precisa de ese dinero. Aplicar la lógica y afanarse por el cuidado y conservación es en muchas ocasiones más fruto de la iniciativa y del trabajo discreto en el día a día que de esos grandes planes directores que en ocasiones naufragan durante años entre la burocracia.

En el caso de la muralla de León, un recorrido por sus lienzos, permite ver que más allá de los problemas estructurales o de las construcciones adosadas presenta un estado bastante lamentable con elementos, como la presencia de cientos de metros de cables, que no deberían estar ahí desde hace tiempo. El Ministerio de Cultura, como propietario, la Junta, como responsable de las competencias, y el Ayuntamiento, por tratarse de su muralla, muestran una actitud de dejadez hacia un elemento que es Monumento Histórico Artístico desde 1931. Esa tolerancia que se mantiene en el tiempo hacia usos totalmente inaceptables de la muralla —que incluyen hasta la fijación de farolas— parece que más allá de no respetar la legislación de protección de los monumentos tampoco son compatibles con la necesaria labor ejemplarizante hacia la ciudadanía de respeto al patrimonio que es de todos.