Encrucijada en León entre lo gris y un futuro esperanzador

El mandato en las administraciones locales entra en su recta final y es época de realizar los imprescindibles balances. En apenas 90 días los ciudadanos están convocados a las urnas para elegir nuevas corporaciones en los ayuntamientos y diputaciones, y para renovar los parlamentos de la mayoría de las autonomías. Y probablemente pocos mandatos hayan estado tan marcados por el color gris como éste que concluye. Pero llama la atención que la situación es notablemente diferente entre las distintas instituciones. En la mayoría nadie ocultó la cruda realidad con la que se afrontaba este complejo mandato por lo que los pobres balances únicamente responden a las previsiones.

Pero en el caso del Ayuntamiento de León la situación entra en un gris más oscuro si cabe cuando se repasa lo que fue una auténtica batería de iniciativas y propuestas con las que compareció el actual equipo de gobierno del PP que lidera Emilio Gutiérrez. Después de tres años reiterando que todo es cuestión de la herencia recibida y que era sobradamente conocido ese problema, sorprende que se plantease a la ciudadanía en los comicios de 2011 un programa electoral que visto a la luz de todo lo ocurrido parece un auténtico brindis al sol. Es verdad que las limitaciones económicas han sido máximas pero cuando llegó mayo de ese 2011 era evidente el grave deterioro que vivía el conjunto de España con una amenaza de rescate que incluso obligó a adelantar las elecciones generales. Pero en el caso de León la situación era incluso más grave, como defendió el alcalde reiteradamente para justificar también tanta inactividad.

Cuando quedan pocas semanas para que concluya este mandato se detecta el sinsabor de que ni siquiera se han puesto en marcha las iniciativas que tampoco necesitaban grandes recursos. León aguarda un futuro más prometedor. Lo merece tras un periodo que ha sido realmente gris.