EDITORIAL: Un desmantelamiento para el que sí existían alternativas

El anuncio de que Everest inicia el desmantelamiento de sus instalaciones del polígono de Trobajo del Camino sólo es la confirmación sobre cuáles eran las verdaderas intenciones de la propiedad de la compañía. Hace ya muchas semanas que fueron lanzadas las alertas sobre la falta de transparencia con la que se estaba produciendo la gestión de esta empresa que es fundamental para León por su importante aportación de empleo. La propia Junta de Castilla y León fue quien ratificó las sospechas de los trabajadores al concretar que sí existían fórmulas para poder inyectar dinero en la empresa, pero siempre que desde la compañía se aportasen documentos para exhibir que pretendían actuar de una manera seria. Pero esa ausencia de planes, de propuestas, fue la que levantó todas las alertas que ahora se hace evidente que no estaban infundadas. La propiedad de la compañía anunció ayer el cierre de los talleres —agrupados en torno a una empresa del grupo denominada Evergráficas— lo que supone la desaparición de 80 puestos de trabajo. Y todo apunta a que el problema no se va a quedar ahí. La dirección anunciará hoy sus planes para otras dos empresas del grupo societario que controla la familia López Varela. Los representantes sindicales temen que los trabajadores de Everest Distribución y Editorial Everest seguirán el mismo camino de sus compañeros hacia las oficinas del paro.

La sucesión de expedientes de regulación, de reducciones de plantilla y de impagos de nóminas han llevado hacia el peor destino posible. Finalmente los sacrificios no han servido para nada, aunque se plantearon en su momento como caminos para poder salvar la empresa. Las verdaderas intenciones se han puesto de manifiesto ahora. Con todas las cartas sobre la mesa se acabaron los tiempos de los engaños y de las medias verdades.