Diario de León

CUERPO A TIERRA

Carta al alcalde

Publicado por
antonio manilla
León

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S eñor alcalde, sea quien sea, le llevamos escuchando durante este mes eterno y ya ni las promesas que se verán incumplidas muy pronto son capaces de ilusionarnos. No sabemos si es que vive en otro mundo o que este es pequeño para sus ambiciones y las de su partido. Vamos quedando pocos aquí, eso es cierto, y representamos un trozo minúsculo del pastel. Pero a usted algunos de nosotros le queremos conceder la gracia de la buena voluntad, antes que el «tiro de gracia» sentimental, como han propuesto los más radicales y jóvenes de entre nosotros. Al fin y al cabo, usted va a estar aquí cuatro años y suponemos que nadie le ha obligado a presentarse, así que debe de albergar buenas intenciones.

Lo primero, después de las promesas, recuerde que las formas son la democracia. Nunca debe perderlas. Después, aterrice y mire estadísticas, comparativas históricas e interprovinciales, visite polígonos empresariales llamando a las puertas que allí encuentre. O vaya a las colas del paro. Hable con la gente. Hay menos que en las anteriores elecciones pero todavía queda alguna. Este es el único sondeo que debe importarle para los próximos cien años a cualquier político local: el de la lenta pero implacable erosión de una provincia que ve cómo se le va la vida en la despoblación, pueblo a pueblo, barrio a barrio, sin que se corte esa sangría. ¿Trae usted alguna idea al respecto?

Luego ya, si quiere, aplíquese a su programa. Sinceramente, original no lo es mucho. Sus rivales proponían cosas semejantes, vivimos tiempos de pragmatismo. Pero mejor pise el planeta diario, mánchese los zapatos con el barro de la realidad. No con el plan de exterminio del carbón sino con el mañana de los mineros. No con la ciudad literaria, que la nuestra es una ciudad de lectores y una provincia de escritores, maravillosamente escrita, como apenas hay otras, sino con la viabilidad de Everest: no sabemos si estará a tiempo o en sus manos salvar a la gran editorial de la comunidad, pero si lo está, hágalo, muchas familias dependen de ello, luego ya se verá cómo se reconducen las razones de su larga quiebra. Y así haga con todo: hunda las manos en la llaga. Éramos una ciudad y vamos a ser un pueblo grande. Si construye el futuro sobre un cimiento de leyendas, a la larga tendrá un monstruo con los pies de barro.

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