Diario de León
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CAMINO GALLEGO
León

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Hoy es el primer día para 1.667 personas que ayer resultaron elegidas en las urnas de León. Es el día en el que les han confirmado que han sido seleccionadas para un trabajo temporal. Un contrato por obra de un máximo de cuatro años que firmarán el próximo mes, aunque como todos los contratos por obra pueden terminar de repente. Y los que sean seleccionados podrán volver a presentar su currículum para la selección de personal de las siguientes elecciones locales.

Será la política, pero la realidad es que por desgracia para todos esto de ayer no ha sido sino una selección de personal y a lo que se van a dedicar los seleccionados no deja de ser un trabajo, mejor o peor remunerado, más o menos trabajoso, pero en definitiva una relación laboral con fecha de caducidad.

Y esto de la fecha de caducidad es lo que se les olvida a la mayoría de esos 1.667 convecinos que ahora se las prometen muy felices por haber sido seleccionados por ese departamento de Recursos Humanos que es la urna transparente.

Hasta ahora sus últimas semanas las han vivido con intensidad. Primero la incertidumbre de si toca la lotería de ir en las listas y después el ajetreo por hacer lo posible para que su candidatura tuviera visibilidad y así tener más posibilidades de ser seleccionado por RR.HH. Y ahora, cuando por fin saben que cuentan con ellos, ahora es cuando empieza lo duro. En mítines, reuniones, charlas y hasta en el ascensor con los vecinos, han dicho cosas con las que intentaron convencer de que eran los mejores y lograr la confianza de ese voto que ayer dimos.

Pero ahora tienen que darse un baño de realidad y conocer qué es lo que pueden hacer de todo eso que dijeron. Tienen que empezar a cumplir si quieren tener la posibilidad de renovar contrato.

Esperamos que pongan manos a la obra y que intenten buscar lo que consideren que es mejor para todos. Sin zancadillas para posicionarse ellos mejor que los demás. Sin actos de cara a la galería, mientras en la trastienda se hacen las cosas de otra manera. Sin buscar el beneficio propio o de familiares, amigos y allegados, sino el del común de los vecinos. Porque cada vez les será más difícil no hacer lo correcto, ahora todos vigilamos. Nos hemos cansado de dar el voto sin nada a cambio. Ahora exigimos honradez y trabajo. Ni más, ni menos. Y no es poco.

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