EDITORIAL: Menor desempleo en León pero con menos cotizantes y con una atención deficiente

El cambio de tendencia en el paro se consolida cada mes con unas cifras que invitan a un optimismo prudente. Es innegable que ese constante goteo de personas que abandonan las listas del Servicio Público de Empleo (Sepe) es una excelente noticia. Son historias con nombres y apellidos, de ciudadanos que en ocasiones llevaban mucho tiempo esperando una oportunidad que por fin se les presenta. Y son sin duda la cara más feliz de todo esto, una realidad que debe celebrarse desde todos los ámbitos de la sociedad. Pero también todos tenemos que ser muy conscientes de que el volumen de desempleados continúa en unos niveles que son inaceptables en cualquier país y que exigen la máxima movilización posible de recursos para intentar paliar esa lacra que tanto daño está generando a decenas de miles de personas.

Y el análisis de los datos del desempleo también pone de manifiesto una vez más otro problema grave que sufren determinadas zonas de España y que genera un desequilibrio que debe intentar corregirse en lo posible. En el plano global la Seguridad Social ganó 213.015 afiliados durante el pasado mes de mayo. Un balance a nivel nacional que impulsa la recuperación del pulso económico pero el problema es que eso no se plasma de una manera equiparable entre los distintos territorios. Las provincias ajenas a los grandes focos de desarrollo mantienen esa tendencia a la caída en el volumen de cotizantes, lo que evidencia y agrava los problemas de despoblación, tanto por el envejecimiento como por la emigración.

León ha perdido más de 28.000 cotizantes desde el inicio de la crisis y aunque el descenso se ha frenado la tendencia a largo plazo sigue siendo negativa y con unas perspectivas complicadas por los problemas que sufren tanto la minería como algunas de las más importantes industrias de la provincia.

Y en medio de este panorama marcado por los claroscuros surge una queja que se hace cada vez más generalizada. En plena crisis grave de empleo como la que está viviendo España desde hace ya muchos años los recortes también afectan al servicio que reciben los ciudadanos que tienen que pasar por las oficinas del Sepe. En la provincia hay en estos momentos 47 trabajadores, lo que supone que cada uno debe atender a casi mil parados. Unas deficiencias que generan múltiples casos de tensión porque lamentablemente en demasiadas ocasiones ni son positivas las noticias que reciben los usuarios en las oficinas ni su situación personal, a veces de desesperación, les facilita el disponer de toda la paciencia necesaria. Como mínimo parece que la administración está obligada a ofrecer el mejor servicio posible a quienes sufren lo peor de esta terrible crisis.