Diario de León
León

Creado:

Actualizado:

Hay una cosa que logra terrenos comunes entre el fútbol, los toros y la política. Cuando llega el momento hay que saber irse. Lo hizo Raúl, quizás porque mientras aguardaba en el banquillo del Bernabéu por el afamado 7 blanco escuchaba los silbidos a Butragueño, y probablemente hay otros que no tardando mucho tendrán que coger la puerta de atrás para evitar situaciones insostenibles. Y qué decir en el mundo de los toros de ese Curro Romero, que cada domingo se retiraba para pedir el lunes al apoderado que estuviese bien atento al teléfono por si llamaba alguien, porque el cansancio ya se le había pasado.

El 24M a más de uno le hizo una buena faena y quizás por ello ahora pretende caerse del cartel. Pero ni Curro se atrevió a una hazaña tal. Mañana se cumple un mes de las elecciones y se está produciendo una situación insólita en cualquier democracia. El candidato, al que tuvieron que ‘empujar’ hacia el ruedo porque llevaba cuatro años medio agazapado tras el burladero, se vino arriba y rejuveneció como lo hacía Curro en cada paseíllo hasta que asomaba por la puerta el morlaco. Y en esas estamos. Probablemente no haya precedente así en la historia del parlamentarismo. Un candidato electo no aclara si se va o se queda. Ganó las elecciones pero no como quería...

El problema existente ahora puede tener mucho que ver con la vieja historia del traje del emperador. Llegamos al medio del ruedo y no sabemos cuál es la ‘esquina’ apropiada. Pero por la puerta se asoma la sombra de la insignificancia a la que es difícil aplicar la muleta. Llega el temor a quedar como un mal banderillero que salió corriendo cuando el bicho le miró a los ojos. Pero también el deseo de la heroicidad de morir en el coso, de autoinmolarse para hacer la gran faena... la de salvar el carbón.

El problema es que la minería se podía haber salvado desde el 1 de enero y ahora es complicado justificar tanto silencio, tanto tiempo perdido y tanta promesa que sólo los más incautos se creyeron. Asociar el futuro a la salvación del carbón a estas alturas quizás sólo sirva para hundirlo aún más en las profundidades del ostracismo. Hoy esta situación es posible que sólo sea un lastre más para el carbón. Tantos capotazos dados ante el espejo... ¡qué aplausos! Pero nada tenían que ver con los verdaderos pitones vistos en Madrid.

Raúl triunfa allá donde va y en el Bernabéu se espera su regreso. Nunca llegará a ser insignificante...

tracking