EDITORIAL: Agilidad en Everest para darle una opción

Lo peor que le puede ocurrir a Everest es que se consuma el tiempo sin que se avance en ninguna dirección. El grupo se encuentra ahora en un proceso de liquidación que, llegado este momento, es la única salida real que se plantea y la que precisamente más beneficiará a la plantilla de trabajadores.

La actual situación de precariedad impide que puedan zanjarse sus puestos de trabajo para poder acceder a los subsidios del paro. Se encuentran en tierra de nadie, pidiendo soluciones en las que a estas alturas no creen. Es un proceso similar al que vivió hace meses Antibióticos, donde sólo cuando llegó la liquidación y subasta de la factoría se abrió el camino hacia su futuro.

En Everest existen unos medios técnicos que sí pueden facilitar su puesta en marcha de nuevo, eso sí evidentemente al margen de la actual propiedad que se ha limitado a dejar que se desmoronase una empresa tan relevante para León. Ahora el camino pasa por esa opción de que renazca con nuevos propietarios o incluso a través de una cooperativa a la que será fundamental que se le ofrezcan unas posibilidades razonables.

Ayer se escenificó la anunciada mediación en Madrid para una posible implicación del grupo Planeta. Pero está claro que éste no es el momento. La principal corporación editorial de las letras españolas ofrece asesoramiento para intentar buscar un futuro para Everest pero también aprovechó para dejar claro que en ningún caso entra en sus planes hacerse con el grupo leonés.

Con este panorama la clave ahora es que se agilice todo lo posible la disolución de la actual empresa para que se abran camino para su resurrección. Si finalmente se intenta la construcción de una cooperativa deben ayudar las instituciones a los trabajadores. Al final, eso es lo importante. Un capital humano que merece una oportunidad.