Diario de León
Ponferrada

Creado:

Actualizado:

Policarpo Gavela tiene nombre de personaje de cuento. O de novela. Empiezo este texto con él porque el domingo perdió catorce mil pinos de veinte años en los montes de Vega de Espinareda, asolados por un incendio forestal. El lunes, con los rescoldos del fuego que había devorado su pinar y una masa de castaños centenarios todavía calientes, pisaba el terreno quemado junto a su amigo Severino Álvarez. Los dos miraban, emocionados, decepcionados claro, el suelo cubierto de cenizas, la polvareda gris que levantaba la brisa a su alrededor. «Todo se ha ido a la mierda», resumía poco después José Ochoa, otro vecino que se acercó a la zona calcinada.

Ochoa, que no tiene nombre de cuento, ni de novela, debe de preguntarse, como nos pasa a todos, si no estaremos siendo espectadores de una trama policiaca. Alguien, seguramente el mismo que prendió el monte el domingo y puso en peligro a los vecinos de Vega y Ocero, saboteó dos días antes los depósitos de agua de un colmenar que resultó arrasado por las llamas. Y lo mismo sucedió con la balsa de otra finca cercana. Agua que hubiera venido muy bien en los primeros momentos del incendio.

Tres días después del fuego, extinguidas las llamas, enfriado el monte, desmovilizadas las brigadas forestales, también se apaga el eco de las quejas en los medios y los mensajes institucionales que claman contra los incendiarios. Hasta el próximo incendio grave.

Y así seguiremos. Atrapados en un bucle. Encerrados en un círculo vicioso.

Porque a los incendios les ocurre lo mismo que a la corrupción: falta voluntad política para acabar con ellos. Falta, en primer lugar, que los profesionales que apagan las llamas reciban un salario justo por arriesgar el tipo. Falta una legislación que desincentive a los que buscan un provecho espúreo —pastos, caza, urbanismo— con el fuego y que no deje en manos de un jurado los delitos de incendio, porque se ha demostrado que favorecen la impunidad. Y faltan, sobre todo, medios para investigar. Fiscales, policías, técnicos.

Por desgracia, los incendios forestales, esa lacra que tan bien conocemos en el Bierzo, sólo serán una prioridad cuando el fuego le queme a alguno los dedos.

tracking