Diario de León

TRIBUNA

Comprar o alquilar: that is the question

Publicado por
Jesús María Cantalapiedra escritor
León

Creado:

Actualizado:

U n viejo amigo, siquiatra un poco lunático, hace bastantes años me aseguraba: «Cada vez que entro en España, noto que la atmósfera del país está impregnada, a rebosar, de hormonas sexuales reprimidas». Quizás tuviera razón y, posiblemente, ése es el motivo por el que la mayoría de insultos y palabras malsonantes de los españoles tienen como protagonista el erotismo fonética y socialmente burdo. Llamémosle escapismo erótico por vía oral. No es el caso de Centro Europa y principalmente Alemania, donde llamar a alguien hijo de p… con su correspondiente traducción literal, no tiene transcendencia. Si de verdad quiere injuriar a un alemán, suéltele ¡cerdo! (drecksau en los peores ambientes) y es posible que el oponente coja una banqueta de madera y le golpee en la crisma o en los costillares. Su salud se verá seriamente perjudicada.

Ciertos autores o columnistas, afirman que el vocabulario soez y lúbrico de los hispanos es debido a las carencias motivadas por el ambiente represor sufrido acerca de estos interesantes aspectos durante muchas décadas. Incluso centurias. Ya se sabe: todas las penas del infierno para el o la practicante de promiscuidad. Hipocresía en estado puro. Otra variedad de tacos utilizados son los hacen referencia a la religión. Más de lo mismo, al menos desde la Santa Inquisición.

Y, posiblemente se pueda establecer un símil de las mencionadas «carencias», con el apetito desordenado del español por el afán de posesión. Las privaciones, durante siglos, han propiciado el desmadre actual, con el apoyo de ciertas entidades financieras o establecimientos que inventaron el dicho «en cómodos plazos». Es decir, la adquisición de una preciosa casita con jardín o pisito con terraza y office en la cocina.

Y ahora llega el problema: para vivir con arreglo a nuestras falsas necesidades, ¿Qué es preferible? ¿Comprar? ¿Alquilar? «That is the question». En España está claro. Se opta por comprar casas y pisitos al coste que sea, en cómodos plazos de veinte o treinta años. Con un pequeño detalle: pocos son los que piensan que hay que sumar el montante de intereses. «Nos hemos comprado una casa con jardín por 200.000 euros. Pagamos al mes igual que por el alquiler del piso, y tenemos un patrimonio. Un chollo». No suelen contar que si la amortizan a lo largo de 25 años, contando con un interés del 3,50%, el total a pagar alcanzará, más o menos, (más bien más) 300.000 euros; 100.000 más que el precio real de la construcción. Habría que calcular cuántos años podrían alquilar una casa o un piso con los intereses satisfechos (sin satisfacción), más gastos de constitución de la hipoteca, pequeñas remodelaciones al gusto de la familia, etcétera, etcétera. ¡Ah!, y herramientas, maquinaria y aperos de labranza para mantener césped y setos como los parques y parterres de Versalles, junto con las riñonadas habituales de quienes no están habituados al laboreo campestre.

Pero, a toda esta locura se le puede buscar una justificación. En mi personal e intermitente diáspora europea, pude comprobar que, en general, los precios del alquiler de viviendas oscilaban entre el 10 y el 25% del salario. En esta megabendita tierra, pudieran alcanzar el 50 o el 100 % en la actualidad. Lo hemos y estamos comprobando periódicamente que en Europa sólo compran los ricos, ricos.

En cuanto a la adquisición de coches (baja, media o mucha gama), estudiamos las ofertas: «a pagar 200 euros al mes». Hay quien opina que se trata de una obscenidad. Cuando se finalice el pago, si éste llega a buen fin, antes de amortizar, el automóvil estará en condiciones para el desguace. Y, muchos jóvenes, listos ellos, eligen la modalidad del alquiler. En las grandes ciudades se alquilan vehículos sin conductor ¡por horas! Contabilizando solamente el seguro obligatorio, si se escoge la modalidad de compra, son muchas las horas disponibles de arrendamiento para llevar a la novia a la campiña. O visitar a la abuela afectada de osteoporosis en un hospital.

Mas, no. Queda muy bien decir: «Mi coche», «mi casa». Sería más adecuado comentar «Mi condena». Condena es que una vez finalizados los cómodos plazos y, de verdad poseas el ansiado y soñado patrimonio, tengas que ir pensando en testar para que otros se peleen por el reparto. C’est la vie.

tracking