Cambio de vía al llegar el AVE

La llegada del nuevo tren a León ha recibido incontables elogios y ha conseguido aglutinar un consenso político de esos que tantas veces se echan en falta en otros asuntos de relevancia para la ciudad y para la provincia. Pero como era previsible hay quienes han optado por buscar argumentos contra la llegada del AVE. Ahora el problema es que son inversiones faraónicas que no sirven al pueblo y que generan un déficit al Estado, algo que en principio ocurre con cualquier servicio público que en ningún caso debe medirse por parámetros de rentabilidad.

Incluso hay quien cree que se ha precipitado la apertura de la línea —tras tantos y tan graves retrasos— por el calendario electoral, que probablemente y pese a lo que se ha dicho sí que ha tenido algo que ver a la hora de fijar la hora.

Pero lo llamativo es que se defienda como viable una integración que se basaba en el ladrillo, en la explotación urbanística del suelo de Renfe.

Y todo ello con caras que en su momento se pudieron ver con frecuencia en la llamada ‘cumbre social’ que entre otros objetivos reclamaba «la llegada urgente de la alta velocidad a León en vía doble». O al menos así se exigió en aquella manifestación del 8 de abril de 2014 con 15.000 personas en la calle.