¿Mujer tonsurada?

L e preguntaron al papa Francisco en el avión de vuelta y ni titubeó: ¿mujeres sacerdotes?... no se contempla, lo dejó claro Juan Pablo II.

Sorpresón. Al mujerío católico que penca, calla, reza o estudia teología le dejó cuajado este tono tajante de un papa que va abriendo puertas, desfaciendo entuertos o rompiendo la pana. Pero no en este tema. Chasco. Incluso una monja le dijo en Filadelfia que debería pedir perdón al mundo por todo el daño que el Vaticano ha hecho a la mujer (el 63% de los católicos americanos son partidarios de ordenar a mujeres). Las iglesias protestantes llevan enorme ventaja. Costó ver a una mujer sacerdote (¿debe decirse sacerdotisa?), pero hoy puede ser también obispa y, por ello, papisa un día en Canterbury, la señora arzobispa de la iglesia anglicana (¿no era ya Isabel II cabeza visible de esta iglesia como lo es todo rey o reina desde Enrique VIII?, pues la arzobispa es un grado menos, así que los ingleses no se escandalizan al ver mujeres curas; es normal).

El caso es que Francisco dijo después que la Iglesia tiene aún pendiente una Teología de la Mujer... parole, parole ... Del origen judaico del cristianismo vienen y perviven muchos modos del trato a la mujer (aún hoy, en sinagogas y bodas, hombres y hembras van aparte). Pero ahora muchas religiosas tienen carrera superior, trabajan y piensan; descollan incluso teólogas de fuste y «hablan de ellas... pero no con ellas». Hasta las llaman al orden si huelen al feminismo teológico americano de brillantes pensadoras abriendo brecha. Y les hablan del ¡dogma! Pero il Papa está facultado para atar y desatar dogmas... eso le piden a Francisco, al que Juan Bedoya cita diciendo: «el feminismo es una filosofía que corre el riesgo de convertirse en machismo de falda », de manera que el periodista cántabro no tiene mucha esperanza en que la mujer sea promovida a los solios del saber y del poder dentro de la Iglesia... así que tiene un mal presentimiento: si la Iglesia perdió a los obreros en el siglo XIX y a los jóvenes e intelectuales en el XX, podría en el XXI perder a las mujeres, su mitad más activa y fiel... esto y la falta de vocaciones/pastores dispersarán al rebaño.