Diario de León

CORNADA DE LOBO

Pisada de buey...

Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Hay un tetrálogo acuñado por el resabio popular que establece los cuatro mandamientos básicos que hay que cumplir para salir adelante en esta vida o, al menos, no salir de ella desollado. Hay que recordarlos en este tiempo de guerras van, huídos vienen... y vótame a mí.

Dice esa sagrada tabla:

Pisada de buey,

ojo de halcón,

diente de lobo

y hacerse el bobo.

En política se exigen estos deberes más que en ningún otro oficio o campo. El político profesional ha de ir siempre lento con el tonelaje del cargo como pisando huevos (y también testículos)... como alargando la vista para anticiparse al peligro (o a la presa)... como tirando dentellada al adversario y mondando con incisivos de garlopa hasta los huesos del presupuesto... y como diciendo finalmente yo no era, yo no sabía, yo no estaba, el informe que me pasaron era un Pásmate, el secretario se llamaba Creíque y mi recto proceder se apellidó Penséque.

El andar de los bueyes es lento. Los bueyes jamás trotan o galopan y apenas se amoscan si en el puerto les pica un tábano como un tordo. Los bueyes gallegos son aún más lentos, que allí todo es monte y cuesta. ¿Será entonces Rajoy un buey pisando o procediendo?... ni lo dudes, y buey gallego.

Gracias a lo de buey, cuando un gallego pisa cumbre de poder propende a eternizarse, no sé por qué, y seguro que Rajoy aprendió o tiene algo de sus paisanos Franco y Fraga, tan perpetuos ellos dos. Los sondeos le sonríen y un país miedoso le repesca porque, a fuerza de hacerse el bobo, hasta se le pinta cara de inocente o de «yo no fui» si actúa con Bertín en «Viva el vino». Y lo de ojo de halcón ni le hace falta.

Cuando Zapatero alunizó en La Moncloa, le brindó Sócrates ese tetrálogo, pero confundió la pisada del buey con la yenka, el ojo de halcón con el tenis y el diente de lobo con el pellizco de monja... aunque en lo de hacerse el bobo lo bordó, a lo Rajoy, quizá porque algo gallego le sopla al cazurro en mitad de su escalera aplicándose el «A todo dijo sí la mesonera con gracia».

(continuará)

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