Diario de León

TRIBUNA

Viajar y contar, como fuente de cultura

Publicado por
ISIDORO ÁLVAREZ SACRISTÁN De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación
León

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N o es de extrañar que un hombre tan prolífico como Afrodísio Ferrero se haya involucrado en las tareas de la escritura, pues, amén de su profesión de periodista, y a su vocación de escritor, comenzó en aquellos años del Instituto Padre Isla —en el que fuimos condiscípulos— colaborando en aquella revista juvenil que se llamaba Nosotros . Siguiendo su andadura como político, periodista y como abogado no dejó nunca la pluma. Y que ahora culmina con este libro: Viajar y contar.

Anteriormente ya había ensayado sobre el mundo leonés bajo el sugerente título Amarás a tu tierra (2002) en donde nos llega el eco de las voces comarcales bajo el objetivo de León como progreso. Con su amor por la tierra leonesa ofrece en el año 2005 León querer y poder , proponiendo soluciones para el porvenir de León, con una cosa tan sencilla como la de «trabajar por León». Sigue su trayectoria publicista sobre su leonesidad, con la inevitable publicación (al estilo de Gironella: Cien españoles y Dios ) con la obra Cien leoneses y el porvenir de León (2007) en la que se recopila la opinión de los cien leoneses más representativos —actuales— de la economía, política, literatura, etc., planteando problemas y solicitando soluciones para el futuro de León. Tal es el amor por su tierra que no tuvo más remedio que publicar en 2010 El milagro del Páramo Leonés con una historiografía completa sobre esta Comarca leonesa, desde su ayer hasta su futuro.

Con estos antecedente, se explica que Afrodísio se embarque a proponernos la lectura del último libro Viajar y contar que yo, de entrada, lo llamo una autobiogeografía, pues se trata nada menos que de exponernos sus viajes por España y por diversos países de Europa y África, para finalizar con historias y anécdotas de fácil lectura y de recuerdos de la leonesidad del pueblo, seguramente recordando lo que decía Ortega: «un pueblo es una suma de deseos , de intereses, de pasiones y de inteligencias». Con una manera de escribir —como dice el cronista astorgano Alonso Luengo— de ser «caminante y asentador», es decir ser andarín y dejar el rastro, de lo que queda.

El libro de viajes de Afrodísio, no lo es el sentido de los clásicos de Saramago: Viaje a Portugal, ni el de Cela: Viaje a la Alcarria , ni siquiera como El río del olvido de Llamazares, sino que abarca tal cantidad de lugares, de visiones personales, de anécdotas, de compañeros de viaje, de historia de los pueblos, que es, por lo menos en sus dos primeras partes, un cúmulo de enseñanzas para los que no hubieran visitado tales regiones o países. El camino a Santiago que se hace a pie, en tren y en avión nos deja un rastro de amor por la arquitectura y la religión, con un cita hermosa de Gerardo Diego: «Que yo no soy romero/soy santiaguero». Sus paseos por Salamanca de la que dice estas palabras poéticas: «Toda Salamanca es un poema de piedra dorada por los soles de Castilla»; se funden con León como expresión de su entronque con Europa y lo universal. No podía faltar su «volver» al Páramo leonés del que es «un ancho amor de labradores». Y qué decir de «la puerta de la honradez de Astorga» y del maragato del que asevera que es «nacido de la franqueza del carácter y de la solidez de su voluntad». Con la visita a Granada, Zaragoza y Toledo termina el capítulo primero.

El capítulo segundo es un viaje —como él dice— «por esos mundos». El apartado dedicado a Francia —recorrida a veces, en los años jóvenes, en auto-stop y más tarde el vistas organizadas— merece una atención aparte, pues es una lección de la historiografía gala y que, para los no iniciados, es una pequeña historia de la Revolución Francesa. Lo mismo puede decirse de los viajes a Turquía y a Grecia que, plagados de anécdotas, nos ofrecen una visión histórica de aquellos países. El viaje a Egipto es también una recopilación del mundo de las pirámides. (He de decir, con sinceridad, que no me paré mucho en esta lectura, pues ya tuve bastante con ser miembro de un Tribunal de la tesis doctoral cuyo título era El Derecho de familia en el Egipto faraónico ).

En el tercer capítulo comprende Historias y Relatos sobre la sabia popular. Me llamó la atención la cita del poeta y militar Víctor López del Río que fue capitán en el Regimiento Burgos 36 en León y fundador de la revista Espadaña . Casi lo confundo con Luis López Anglada que —qué causalidad— fue capitán en León, poeta, colaborador (no sé si fundador) de Espadaña y que estrenó en León la obra teatral A mis soledades voy .

En esta serie de relatos anecdotarios, seguramente reales, y con una puesta en escena en la imaginación de Afrodísio, nos cuenta desde El Guindal mágico de doña Brígida , hasta la historia del Maestro de Magaz de Cepeda , historia que ya había sido escrita «de su puño y letra» y publicada en El Faro Astorgano . Son historias que, como dice el propio autor: «Se trata, pues, de una visión de determinadas situaciones o realidades sociales y humanas, potenciadas por las alas de la imaginación creadora; es decir, por la fuerza de la memoria».

Y es verdad, que en Afrodísio, existe esa fuerza memorística que se ve aderezada por el saber hacer literario, que recoge las vivencias de la geografía y de la sociedad, con saberes de la historia y de los caminos para que llegue al lector la sapiencia de sus recorridos. Y, si a ello añadimos el anecdotario de las realidades del pueblo con sus leyendas y sus historias plasmadas en la literatura, se nos ofrece un libro apasionante como es Viajar y contar . Un libro que da a conocer otros mundos, otros sueños con unos personajes que encarnan el heroísmo en el cumplimiento del deber.

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