Diario de León
Publicado por
LA LIEBRE ÁLVARO CABALLERO
León

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T enemos el futuro de León colgado de un hilo. Un hilo fino y en espiral al que se agarran cada jornada en la provincia más de un millar de personas conectadas al trabajo por el telemárketing. En este nicho —qué término más feo, pero en este caso acertado— se entierra uno de los pilares de apuesta de desarrollo que nos ha quedado en esta tierra, cuya capital ya luce como farolillo rojo en la lista de la tasa de actividad del país con apenas el 50% de los ciudadanos dentro del mercado laboral, aunque en muchos casos sea en los márgenes. Aquí, de cada cuatro personas, una trabaja, una está en el paro, una estudia y otra se encuentra jubilada. Un ecosistema en el que prenden con facilidad los negocios nacidos para la deslocalización, con escengrafías americanas de amplias plataformas en las que se estabula a los teleoperadores en cubículos, se les da un listado de números y se les azuza desde las pizarras en las que lucen gráficos con líneas de resultados y horizontes de objetivos por encima de la estratosfera. Si llega, hay un plus, siempre fiado a la buena voluntad de lo que queda fuera de contrato.

El telemárketing se camufla dentro del cómputo del sector de las tic, en el que existen también multinacionales que liquidan las nóminas de titulados superiores con apenas 800 euros mensuales. Un globo en el que los jóvenes leoneses, y no tanto, se aventuran con los cascos puestos en llamadas interminables para convencer a un paisano de Parla de que es necesaria una muestra de sangre de unicornio para dar de baja el contrato de la línea de su abuelo recién fallecido. Estrategias de venta con condiciones laborales precarias como las que sufren los trabajadores de ALN, después de que al recién dimitido presidente del CEL, José Ángel Crego, se le caiga el negocio interior como por inanición, dentro de un calculado ahorro de costes de rescisión de contratos. Mientras, para compensar crecen sus sedes internacionales de Marruecos, Colombia y Perú, donde el kilo de teleoperador sale más barato para quien tiene como fórmula de empleo la regla de las lentejas.

Vamos a terminar por deslocalizar la provincia entera al grito impaciente que daban antes las abuelas cuando te agarrabas al teléfono mucho rato: cuelga ya, que es conferencia.

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