Diario de León
Publicado por
PANORAMA DIEGO CARCEDO
León

Creado:

Actualizado:

N ada de lo que esos días está pasando en el interior de Podemos, el partido surgido de la ira asamblearia, es nuevo ni mucho menos imprevisible. Bastantes analistas lo habían pronosticado porque en política, como en otras tantas cosas, la experiencia enseña. Y la experiencia histórica mucho más. Lo que está ocurriendo entre Pablo Iglesias, Iñigo Errejón y sus «compañeros de partido» es lo mismo —quizás con pequeñas variantes y por supuesto sin sangre— que sucedió antes con otros movimientos de esta naturaleza, cuando los sueños revolucionarios degeneraron en ambiciones de poder. Las claves para la consolidación de los partidos políticos son la identidad de síntesis ideológica que preside, la autoridad que democráticamente ejerzan sus dirigentes y la aceptación voluntaria de estos principios por los militantes. Cabría añadir que también es fundamental que los miembros con ambiciones y aspiraciones legítimas a subir en el escalafón, a mandar o a influir, sepan esperar y sean conscientes de que tener prisas es nefasto para sus intereses y para la propia organización, más cuando acaba de nacer, cuando aún no tiene firmes sus bases ni consistente su estructura.

Podemos es un partido que surgió de una protesta en la que coincidían elementos comunes para la exaltación colectiva, pero, a partir de esa circunstancia, todo lo demás fue precipitado, improvisado y tutelado por unos pocos líderes y un caudillo, cada cual con sus opiniones y unas ambiciones que aumentaron exponencialmente cuando empezó a haber cargos orgánicos, puestos en las listas, escaños parlamentarios y concejalías para repartir y puestos de relieve al alcance. Las discrepancias estratégicas estaban anticipadas, y lo que estamos viendo si sorprende es por lo pronto que ha empezado a revelarse. El partido creció deprisa, consiguió apoyos y éxitos electorales que enseguida despertaron sueños dormidos que sobrepasan la amistad particular. El reparto de los protagonismos y prebendas no dejó tiempo a consolidar desde abajo el proyecto, las afiliaciones impulsadas por la euforia facilitaron la promiscuidad de ideas e intereses e incluso permitieron que entre tantos militantes se colasen los saltimbanquis que la tentación política genera y cambian de partido como de camisa. Todo muy rápido, desde la felicidad de la belleza poética de Iglesias hasta el pragmatismo que se atribuye a Errejón, hace pensar que Podemos está bajando a tierra.

tracking