Veo... todos rojos

C omo miope y matriculado en primero de presbicia me llama la atención cuando los problemas de visión van más allá de los meramente oculares. Porque parecen muy extendidos ese tipo de conflictos por Poridad —como llaman los leoneses con solera a su Consistorio—. La falta de previsión que acabó en desafine —a bombo y platillo— en el Conservatorio es un buen ejemplo sobre cómo ha transcurrido el año por el Ayuntamiento, donde se van acumulado los ejemplos de ‘marcha atrás’.

El astigmatismo se define como un fallo en la córnea que provoca que «se vean deformadas las imágenes y poco claro el contorno». Como en Ordoño, donde las deformaciones evidentes se intentan paliar enterrando más euros mientras se envía a un contorno con múltiples problemas más tráfico.

Pero desenfocada como pocas está la nueva campaña sobre la bici. Han dado con la tecla para paliar el conflicto que genera un evidente cambio en los hábitos de movilidad: señalar al ciclista. El problema no son los carriles bici que no llevan a ninguna parte. Auténticas islas sin continuidad. Que comparten espacios con las zonas previstas para que los perros puedan correr sueltos. Que haya tramos sin alternativa para los que caminan o corren y convivan todos en apenas metro y medio. Que circular por las calzadas supone un riesgo más que evidente —no digamos los niños— porque más de uno desconoce que para adelantar hay que separarse un metro y medio —casi la anchura de un turismo—. Que no es obligatorio pitar al ciclista al alcanzarlo. Que no es preceptivo acelerar en el carril bici para hacer buena la ley del más fuerte. Que por usar la bicicleta nadie pierde sus derechos constitucionales. Que también pagan impuestos. Que debe tenerse en cuenta su presunción de inocencia porque quizá existe incluso alguno que cumple todas las normas... a pesar de la ceguera de esa campaña con la que temo que podrían llegar a darse por satisfechos ante un problema evidente que existe hoy en las ciudades. Espero que alguien sea capaz de ver más allá de lo que ven sus ojos y evite el riesgo de pensar eso de... en bicicleta, todos rojos.

Y con los ciclistas que incumplen no vale taparse los ojos. Como dicen los vecinos afectados por el ruido, cuando uno se esconde detrás de las gafas de madera sólo agrava los problemas.