Bibliocultura

E scribió Francis Bacon que el verano, ese tiempo caracterizado por un sol que asesina todas las sombras y un calor de jungla que hace sudar a las pobres estatuas, es igual que la belleza, demasiado efímero. No obstante, el aire feliz de la canícula, reforzado por cielos interminables que siempre pintan de azul, constituye el decorado perfecto para la sarta de divertidas ocurrencias encaminadas a la animación a la lectura que desde los Bibliobuses de la Diputación han sido programadas para las múltiples poblaciones de la provincia leonesa. Propuesta refrescante, de fondo liberador, que constituye un ejercicio de salud intelectual pensado para que los cerebros leoneses no marquen un gélido 0 en el exigente termómetro cultural. Para los que subsistimos de retransmitir la vida en directo, como es el caso de los columnistas, una auténtica gozada el referirnos a semejante laboratorio de iniciativas y juguetes de la imaginación. Una salsa que liga bien, ya que su objetivo es hacer del mundo un lugar confortable y más digno.

A lo largo de sus 224 sesiones, este ambicioso programa persigue entretener y aumentar el acervo cultural de chicos y grandes, con la intención de fomentar su apego a los libros, a través de diferentes propuestas distinguidas todas ellas por el poder mágico de encandilar al espectador y apostar por lo distinto. Espectáculos edificantes e imaginativos que toman forma de cuentacuentos como Don Quijote de Capitorte o Cuando la cafetera dijo basta. Tan descarada libertad imaginativa se extiende a poesías musicalizadas, como es el caso de A campana tañida: versos vibrantes, o sesiones de magia como la titulada Sinsaladín. Y dado que la columna vertebral de cada existencia es la infancia, se ofrece a los pequeamigos la posibilidad de participar en sugestivos talleres de ciencia, manualidades y tecnológicos: Iniciación a la robótica o Construir una impresora en 3-D. En suma, no faltarán ocasiones para que residentes y veraneantes se asomen al vértigo maravilloso de cuantas ocasiones nos brinda siempre la lectura.