Diario de León

EL BAILE DEL AHORCADO

La mirada del primer día

León

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Leo la historia de Eulogio y Martina. Eulogio y Martina llevan 75 años juntos. Esa es la noticia. Él ha cumplido ya cien y ella, 95. Leo también que se miran como el primer día y sé que no es verdad. No es verdad, me repito, que después de 75 años se miren como el primer día. Después de 75 años, incluso después de 15, después de un tiempo, a veces demasiado breve, ya no se mira igual. La mirada cambia con la vida a no ser que la vida se detenga, pero entonces la mirada ya no será recíproca y en ocasiones se perderá, se extraviará a parajes en los que sólo el olvido nos la devuelve. No es verdad que después de un tiempo dos personas sigan mirándose igual porque la vida no ocurrió hace un momento y se conjuga demasiado pronto con palabras que no conocemos hasta que nos arrastran, hasta que se llevan por delante lo que pensábamos certeza, que lo peor de la felicidad es cuando empieza a recordarse, y eso también se prende de la mirada, de los ojos con los que miramos al otro.

No se miran igual porque la mirada cambia con la vida y la vida, a veces, hace que la mirada se detenga en lugares que habríamos preferido no visitar, espacios desolados, inhóspitos, rincones en los que las miradas no soportan el frío, así que envolvemos la nuestra, la detenemos a la espera de que la vida nos vuelva a caldear el recuerdo y pensamos que tal vez volveremos a mirar sin que la escarcha nos nuble la retina. Pero el deshielo nunca llega y no, nunca se mirarán igual. Han cedido demasiado, perdonado demasiado, sufrido demasiado, llorado demasiado, amado demasiado. Y todo ello va componiendo el puzzle de una mirada, de todas las miradas que forjan el crisol en el que se va fundiendo la vida. La vida, que tiene demasiadas miradas, tantas que llega un momento en el que no hace falta decir nada, que cuando miras o cuando te miran, los recuerdos de una vida juntos son demasiado intensos como para expresarse con palabras, que hay cosas que las palabras no pueden capturar, que hace falta una vida de miradas para comprenderlas. Así que, de nuevo, no, Eulogio y Martina, y todos los que como ellos dicen que se miran como el primer día no dicen la verdad porque una historia de amor no se construye solamente con la mirada de dos.

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