Diario de León
León

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Hubo un alcalde en Ponferrada hace un par de décadas al que le gustaba deambular por la difusa línea de lo popular y lo populista. Y la consecuencia es que la ciudad sigue sin Punto Limpio en el casco urbano porque cedió a las primeras de cambio y desencadenó ese efecto del «por qué yo y él no» —frase tan repetida en las casas con varios hijos— que engorda a cada tropiezo como la bola de nieve que rueda por la montaña.

La política incluye la toma de decisiones y en estos tiempos de tanto amigo del escondite adquieren singular valor los que incluso se autoinmolan, como aquel presidente de la Diputación al que debemos un CTR provincial, o incluso al mismísimo Zapatero, al que las llamadas de los hombres de negro le hicieron acabar con su huida suicida hacia el precipicio del gasto populista.

Lo ocurrido con el Conservatorio de León o la planta de biomasa son una buena prueba de cómo se pueden complicar las cosas por no actuar con valentía. La torpeza en ambos casos ha enredado el asunto, como probablemente acabe pasando con la reforma de Ordoño, mientras con una actitud radicalmente opuesta en la plaza del Grano se ignora a la minoría que más vocea para buscar el beneficio de la mayoría.

Lo mejor para un cambio, de cualquier tipo, es realizar un buen proyecto —con todos los avales técnicos posibles— para armarse de razón y defenderlo para no iniciar un baile que puede incluso acabar sacando a la pista a un alcalde vecino al que se le traslada una pelota que se incendia más cada día.

Quien lo tiene claro es Susana Díaz. Llega con todos los avales y con decision. Su primera batalla pasa por imponerse en las salas de máquinas del partido, y nada mejor que recrear la vieja leyenda del Cid, que ganaba batallas después de muerto. Díaz planta cara a Pedro Sánchez rodeada de personajes que al votante joven que tendrá que elegir en unas generales entre el PSOE y Podemos le suenan como Viriato o el Gran Capitán. Pero esa será otra guerra y de momento para llegar a ella hay que pasar este corte ‘primario’ en el que todo se decidirá a golpe de aparato.

El tiempo dirá sí es capaz de cocinar fórmulas para apartarse del aparato a tiempo porque eso vale para dirimir pugnas internas —lo sabe bien el PP leonés— pero al votante de la calle cada vez le repelen más los ‘remakes’.

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