Diario de León

TRIBUNA

Desaparición de las cajas de ahorros: causas, causantes y culpables

Publicado por
Luis-Ángel Alonso Saravia Exempleado de Caja España
León

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L a comisión ejecutiva del Banco de España acordó el 21 de febrero elaborar un libro blanco sobre las causas, desarrollo y resolución de la crisis financiera y bancaria sufrida en España. Mal camino elegido. El desarrollo (el proceso) y la resolución (desaparición de las cajas de ahorros y oligopolización del sector) son ya conocidos, no así las causas, sus causantes y los culpables de su desaparición, que han sido poco explicadas, mal justificadas y bien ocultadas.

Las causas están en los muchos excesos cometidos, destacando el descarado abuso en la gobernanza y el injustificable expolio al que fueron sometidas por personas codiciosas. Entre los causantes encontramos personajes ineptos, negligentes, corruptos, díscolos, depredadores y acríticos, todos ellos protagonistas de conductas reprobables. Y como culpables figuran los gobernantes que ostentaron el poder en el gobierno central y en los gobiernos autonómicos, por sus decisiones desacertadas, bastante interesadas y muy cuestionadas.

Un sucinto análisis de los tres elementos nos acercará a conocer mejor la enorme tropelía cometida.

A) Las causas. Descartada la crisis financiera de 2007 como razón determinante de la desaparición de las cajas de ahorros, y descubiertas las falsas justificaciones utilizadas, las verdaderas causas que las condujeron a ese lamentable final se encuentran en los excesos siguientes:

—Exceso de capacidad instalada: aumento del número de oficinas (130%) y de empleados (99%) entre mediados de la década de los ochenta y finales del año 2008, al seguir una estrategia de alto crecimiento orgánico.

—Exceso de crecimiento del crédito: el crédito bancario al sector privado residente en el período 2000-2007 creció a una tasa media anual del 20%.

—Exceso de riesgos en el sector inmobiliario: elevada concentración de riesgos en el sector de la construcción y promoción inmobiliaria entre los años 2000-2009, llegando a representar el 69,3 por 100 del total del crédito al sector privado.

—Exceso de financiación mayorista: alta dependencia de la financiación de nuestra economía a través de los mercados mayoristas internacionales, lo que dio lugar a que el nivel de endeudamiento alcanzase un máximo del 225% en 2009.

—Exceso de inversión en empresas participadas: política desmedida de inversión en participaciones en empresas que operaban en diversos sectores y constitución de empresas propias con las que complementar sus actividades financieras.

—Exceso de diversificación de actividades: ampliación del negocio tradicional de simples intermediarios financieros mediante la creación y comercialización de nuevos productos para atender nuevos segmentos financieros y parafinancieros.

—Exceso de morosidad y del deterioro de activos: como consecuencia directa de los excesos anteriores, subió la tasa de morosidad del 0,89 en 2007 al 12,50 en 2014, y bajó el ratio de cobertura del 212% al 55% en el mismo período de tiempo.

—Exceso de politización: las interferencias políticas fueron continuas y cada vez más crecientes en las cajas al intervenir en su gestión los tres poderes públicos: central, autonómico y local.

—Exceso de gestión del modelo de gobernanza: gestión muy contaminada debido a los conflictos por intereses contrapuestos entre objetivos de ejecutivos y directivos y a una alarmante falta de profesionalidad en gran parte de sus gestores.

—Exceso de codicia y expolio: bien por abuso de su autonomía en la toma de decisiones o por falta de control sobre las mismas, la codicia de los máximos dirigentes de las cajas arraigó tan fuerte que llegó a convertirse en germen y motor de un incesante expolio.

B) Los causantes. Igual que existieron causas, hubo causantes, convertidos en protagonistas de conductas nada ejemplares, alejadas del buen cumplimiento del modelo de gobernanza, e ignorando las obligaciones exigidas para un correcto desarrollo de sus funciones. Los diversos causantes, según sus distintas responsabilidades, pueden agruparse en seis categorías de actores:

—Gestores (ineptos): ejecutivos y directivos que desempeñaron puestos de primer nivel sin la preparación profesional requerida al no disponer de conocimientos, formación, experiencia y capacidad para ejercer funciones de alta dirección. Los requisitos de profesionalidad eran tan poco exigentes, que solo el amiguismo, la afinidad política, o ser originario de una ciudad, servían para alcanzar la dirección general y/o la presidencia de una caja de ahorros. Por otra parte, tomar decisiones estaba dentro del marco de las atribuciones que tenían, pero caer en el abuso de las mismas contribuyó el que gozaran de mucha autonomía sin tener que responder ante instancias superiores (los consejos de administración se limitaban a aprobar los asuntos que les ponían encima de la mesa), por lo que se comportaban como auténticos amos y señores de sus respectivas cajas de ahorros.

—Supervisores (negligentes): órganos de control y supervisión, internos y externos, que hicieron como norma el incumplimiento de sus funciones. Las comisiones de control de las cajas de ahorros fueron convertidas en una prolongación de sus consejos de administración para situar a quienes no conseguían un sillón en el máximo órgano de gestión y administración de la entidad, obviando sin rubor sus responsabilidades. Aunque hablar de supervisión es, ante todo, una clara referencia al Banco de España, organismo supervisor de las entidades financieras, encargado de prevenir, primero, y corregir, después, los excesos cometidos, que no supo o no quiso ver, limitándose a mirar hacia otro lado, haciendo dejación de sus funciones y no cumpliendo tampoco con sus responsabilidades.

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