Diario de León
Publicado por
PANORAMA Charo Zarzalejos
León

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E stán escandalizados. Le cuesta creer que el Estado de Derecho se defienda ante el atropello permanente a la legalidad vigente aprobada por la soberanía nacional representada en el Congreso de Diputados. Les cuesta creer que a ellos, que «solo» quieren votar les esté pasando lo que está pasando. No entienden como millones de españoles no logramos compartir sus criterios expresados en frases que responden a una realidad virtual, a la pura ficción llena de provocación e impostura. Como la «gente» quiere votar no hay leyes que valgan y así, en un abrir y cerrar de ojos se cargan la Constitución, el Estatuto y el sentido común. Fracturan la sociedad catalana y confunden, de manera deliberada, la acción judicial con el estado de sitio que atropella derechos y libertades. ¿Cómo se puede sostener semejante argumento cuando muchos ciudadanos han tomado las calles al grito de «votarem»?. Igualito que una dictadura, ¿verdad?

Los secesionistas están escandalizados porque el Estado se defiende. ¿De verdad que esperaban otra cosa? ¿De verdad han podido pensar por un solo segundo que ellos podían entrar como elefante en cacharrería llevándose por delante la legalidad y que el Estado, encima hiciera risas?.

No tienen ningún derecho a la sorpresa. No son tontos y, en el fondo, contaban con ello. A partir de ahí la parafernalia, la liturgia, la propaganda, los discursos impostados —votar no es delito, dicen todos al unísono— y la movilización. Hay que reconocer que en todo esto son auténticos maestros. Es lo que tiene el nacionalismo exacerbado, que es capaz de sortear contradicciones, incoherencias y defienden a los suyos con uñas y dientes. Y además, cantan.

Llevamos días, y nos esperan unos cuantos más, de tensión, de crisis institucional, del juego del gato y el ratón. Y no, no habrá referéndum como los secesionistas soñaban porque la historia demuestra que cuando el secesionismo catalán ha jugada a las bravas, ha perdido. En esta ocasión, no habrá referéndum pero lo que sí es cierto es que el secesionismo ha logrado tensar al Estado, ser noticia nacional e internacional y al final de los finales dirán que van subiendo peldaños hasta el sueño final. Tienen derecho a ser independentistas, a manifestarse, a cantar. Tienen los mismos derechos que cualesquiera otros ciudadanos, catalanes o no, pero no tienen derecho a imponer su ley y, ni mucho menos, el derecho a la sorpresa. Retar al Estado no es buen negocio. Rubalcaba, en su momento, lo advirtió: quien le reta, pierde.

Estamos ante una crisis sin precedentes cuyos efectos secundarios hoy por hoy son impredecibles pero es seguro que los tendrá y no para bien. De momento, demos por bueno que PP, PSOE y Ciudadanos no se censuren mutuamente.

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