Quitad vuestras sucias manos

En Cataluña, el flautista de Hamelín recorre las calles y muchos niños le siguen confiados, puesto que es amigo de sus padres. Tendrá consecuencias terribles. También es perversión de menores inculcarles sentimientos que pueden germinar en odio, transmitirles ideologías que no corresponden a sus edades. Y me da igual que sea la derecha, la izquierda o el centro, este nacionalismo o aquel. Niños disfrazados con la bandera separatista pasean por las calles, adoctrinados por padres y maestros. ¡Qué perversión de la responsabilidad! Cuando crezcan pueden darse en ellos tres evoluciones, las tres malas: 1/que hayan absorbido como propia la manipulación y desprecien todo lo español. 2/ que si Cataluña no se ha separado, les resulte insuficiente las acciones de sus mayores y pasen a la violencia, como el terrorismo etarra nació en las casas. Y 3/que su rebeldía generacional les lleve a proclamar que fueron engañados por aquellos en quienes confiaban. Rufián espetó a Rajoy en el Congreso de los Diputados: «Saque sus sucias manos de Cataluña», con ese histrionismo tan suyo. Pues bien, quiten los separatistas sus sucias manos de las mentes de los menores. Si con razón no consideramos apropiado que asistan a corridas de toros, ¿por qué llevarles a manifestaciones y a concentraciones políticas, a las que llaman «familiares?». Son situaciones extremas, por más que se disfracen de festivas.

El problema no es solo que una parte de Cataluña quiera separarse, sino que no podemos abandonar a su suerte a quienes desean ser españoles y catalanes. Se puede pedir al Gobierno de España la máxima prudencia, pero no el máximo adanismo. La independencia estuvo promovida en su origen por quienes desean salvarse de la cárcel y proteger sus ilegales fortunas. El resto son comparsas, que llegado el momento demandarán su parte de poder. Y de no dárselo, lo cogerán todo.

En la versión actual del cuento de Hamelín, el flautista son los padres y una parte del profesorado. Da mucho más miedo. Quitad vuestras sucias manos de esa bella patria, lo dijo el poeta, que es la infancia. Los niños son himno y bandera por ellos mismos, no necesitan más. Quitad vuestras sucias manos de sus mentes. Viva la Cataluña hermana.