Diario de León
León

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Todos hablamos alguna vez en kafkiano. Es decir, soltamos cosillas en público que luego, una vez dichas, a nosotros mismos nos suenan estrambóticas, a mayores de que en casa te las recuerden con retintín, así hayan pasado treinta años. Ni siquiera son siempre consecuencia de no haberlas pensado antes, simplemente, no advertiste que se prestaban al chiste o a la rima peligrosa. El que esté libro de kafkianada que levante la mano, que no le creeremos. El otro día, la consejera de Economía, Pilar del Olmo, dijo una bien grande cuando apuntó la posibilidad de que los comercios cobraran por probarse la ropa. Enseguida aclaró sus palabras, pues causaron cierta perplejidad. A mí me tuvo la tarde con sofocos, y eso que la última vez que me compré ropa se llevaban las camisetas de Naranjito. ¿Ha de pagar lo mismo Ivanhoe por probarse una armadura que Kiko Rivera unos leotardos? Está claro que este tendría que pagar mucho más, incluso ahora que luce proporción áurea. ¿Ivanhoe podría pagar en doblones? Bromas aparte, la idea sí tiene detrás un argumento serio: los jóvenes se prueban la ropa en las tiendas y luego se la compran en la Red. Pero no se puede motivar el consumo en el comercio tradicional mediante aplicar un sobrecoste al consumidor, incluso si no se compra. Hay que echarle imaginación. En la presentación de mi próximo libro voy a ofrecer besos a tornillo a quien un compre un ejemplar, pues las dedicatorias ya no se llevan. Pero si el lector tiene bigote, entonces, ha de llevarse tres, pues pica. Ah, el marketing.

A los columnistas tales ocurrencias kafkianas de los políticos nos ayudan a no meternos en berenjenales mayores, que los hay, pues como dijo el gran humorista argentino Tato Boro: «Ustedes estarán esperando que yo hable de la que se armó. Pero de la que se armó no pienso hablar y de la que se va a armar mucho menos». Porque como hable…

Ya no fue kafkiano, sino de Gila, que la ministra portavoz, Isabel Celaá, argumentase que las bombas vendidas a Arabia Saudí son de alta precisión y no matan a civiles. Aquí hace falta mucha tila. «¿Y que el Sevilla golease al Madrid no es kafkiano?», preguntará el lector capciosillo. Podría responder, pero, ay, se me acabo la columna. ¡Se siente!

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