Diario de León
Publicado por
PANORAMA ENRIQUE VÁZQUEZ
León

Creado:

Actualizado:

F iel a su retórica habitual —felizmente controlada por las limitaciones que exigen los mensajes vía Twitter— el presidente Trump declaró que los resultados de las elecciones legislativas de EE UU son una enorme victoria para él y su partido republicano. Pero es más cierto que aunque mantiene con un poco más de holgura la ventaja en el Senado tras birlar tres escaños a los demócratas en una elección llamada a renovar solo un tercio de los cien senadores, los demócratas reconfirmaron su mayoría y añadieron nada menos que 26 escaños a la Cámara de Diputados y, además, ganaron seis gobernadurías adicionales en otros tantos estados mientras los republicanos perdían seis.

La participación fue bastante más alta de lo habitual en un país en el que apenas una mitad, más o menos, se registra para votar y ejerce el honorable derecho inherente a una condición pretendidamente cívica. Y ese incremento, como el tono de la campaña electoral, mucho más vivo de lo habitual y que ha visto la entrada en escena de personas muy jóvenes realmente motivadas por los desmanes presidenciales, es acaso el dato más relevante de una jornada que, sin ser una gran derrota para el presidente, confirma el auge de la oposición social a su gestión y, tal vez y sobre todo, a su persona, sus hábitos y sus modales. En el corto plazo, y en un escenario sin elecciones hasta la presidencial de 2020, el presidente deberá lidiar con un Congreso abiertamente hostil y un Senado favorable... sobre el papel, porque allí hay, en el propio campo republicano, algo más que reticencias acerca de la posibilidad de seguir considerando a Trump como el candidato ideal, algo que dependerá de hecho del nivel de noticias sobre su conducta más que de su gestión. El presidente no es sólo políticamente inclasificable y social y personalmente indigerible para gran parte del público, sino que está amenazado por dossiers variados y la sombra permanente de la injerencia rusa en la campaña presidencial que le llevó a su inesperada victoria hace dos años.

En este marco cronológico y sin más citas electorales por abordar, los resultados del martes no aclaran nada definitivamente pero implican algo muy relevante con el incremento de la participación: parece crecer el número de quienes desean decir basta al extravagante fenómeno Trump. La operación de librarse de él, que en algunos momentos ha sido casi visible en las filas republicanas, no será fácil, pero tiene a su disposición el arma de las primarias, que por su naturaleza han resuelto frecuentemente problemas semejantes mediante un esfuerzo ideado por los patrones republicanos en sus estados. En cierto modo se podría decir que Trump tiene el enemigo en casa, pero también que hasta ahora él se las ha arreglado para neutralizarlo...

tracking