Diario de León

¡Qué error! ¡Qué inmenso error!

Publicado por
PANORAMA Antonio Papell
León

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M uchos ciudadanos de todo pelaje y condición considerábamos una anomalía histórica que la comunidad andaluza no hubiera experimentado la alternancia política desde la fundación de la preautonomía en enero de 1978. El PSOE, cuyos líderes estatales más fuertes eran andaluces, se convirtió de entrada en partido hegemónico, y ha conservado esta posición preponderante hasta ahora mismo, cuando va a ser relevado por una coalición de derechas. La dilatada reconcentración de un grupo de poder durante casi cuatro décadas no ha sido favorable para Andalucía porque, aunque la región ha experimentado una espectacular modernización, ha sido inevitable el adocenamiento de la opción monocorde, que ha generado un excesivo clientelismo y, en última instancia, episodios aparentemente graves de corrupción.

En los comicios del pasado 2 de diciembre, el PSOE ganó las elecciones pero el tremendo desgaste de ese partido —el destructivo juicio de los ERE y la actitud autista de la presidenta socialista, sectaria en su partido y responsable de que Rajoy prosiguiera agónicamente en el poder en 2016— no sólo generó una gran abstención de la izquierda sino que impulsó a Vox, la formación antisistema que ha recogido el voto/grito de los más irritados.

Lo más grave es que los andaluces serán cobayas de un experimento que nunca debió haber tenido lugar. La derecha democrática de este país, en sus versiones conservadora y centrista, deberían saber que cualquier cesión a la extrema derecha la fortalece y la consolida, y que la forma de combatirla ni es integrándola sino formando a su alrededor un cordón sanitario y poniendo en evidencia sus excentricidades más hirientes.

Y que nadie establezca simetrías entre Podemos y Vox, partidos ambos surgidos para llenar los vacíos dejados por las fuerzas convencionales: Podemos, muy crítico con el régimen del 78, ha expresado siempre exquisito respeto al ordenamiento constitucional y descansa sobre valores morales irreprochables aunque sus estrategias y objetivos puedan ser o no compartidos.

Vox, en cambio, nos vincula políticamente a la detestable dictadura que colaboró con genocidas, bordeó aquí dentro los delitos de lesa humanidad y nos ahogó cuarenta años.

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